María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Ayudar a las demás personas es un acto que nace del corazón y a pesar de la grave crisis que atraviesa el país, organizadores de comedores populares se las ingenian y redoblan esfuerzos para continuar dando alimentos a niños, adultos mayores y personas con discapacidad.
En Lara hay varios comedores que se dedican a esta noble labor, algunos reciben donaciones de iglesias católicas y cristianas, mientras que otros provienen de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) o personas que les gusta colaborar. Todos ellos se ven golpeados porque las donaciones bajan, pero de una manera u otra se las ingenian y continúan adelante.
En el comedor Qué Alegría, que queda en la sede del Proyecto Juvenil Misionero (Projumi), en la carrera 18 con 30, atienden a 40 personas diarias previamente censadas, ellos reciben donaciones de todo tipo de personas y de lunes a viernes les regalan almuerzo a los más vulnerables.
Gerardo Pastrán, director de Projumi, dijo que esa misma labor la realizan en Boro de Santa Teresa, en El Tocuyo, donde reparten 55 platos de comida a personas que están en cama en una jornada casa por casa.
En el comedor ubicado en una escuela de música en Cerro Gordo, atienden a 70 personas entre niños de bajo peso y desnutrición, con alguna discapacidad y también embarazadas y adultos mayores. Hace cinco años atendían 180 personas cuatro días a la semana, pero ahora son sólo los sábados. «Todos los alimentos son donados por personas, todos están pendientes para cualquier colaboración», dijo Frank Alvarado, quien se encarga de llevar las riendas del comedor.
Alvarado dijo que es una tarea fuerte, pero a pesar de eso continúan con esta noble labor, pues los niños han padecido mucho esta crisis.
El comedor de Paquita es uno de los más populares en la ciudad que se encarga de atender a más de 300 adultos mayores en situación vulnerable. A través de alianzas entre la iglesia Sagrada Familia de Nazareth en El Tostao, atienden a 350 niños y 50 adultos en cama.