Guaro Mirón | LA PRENSA.- Manejando por la avenida principal de Barrio Unión iba con mi equipo para hacer reportes de la ciudad, me detuve cuando vi a un pobre conductor arreglando su autobús con mucho esmero, pero sin mucho éxito, parecía.
El señor, de nombre Julio Virguez, frustrado esperaba al mecánico que se había ido a buscar algo, se apartó de autobús y yo tomé las herramientas para hacer el trabajo rústico en una de las ruedas de la unidad de Ruta 2, me sentía en la capacidad de ayudarlo, aunque sea un poco.
Mientras hacía mi intento de ser mecánico por un día tenía observadores, estaba el conductor, la esposa y sus dos hijos, poco después llegó el mecánico para ayudarme y aproveché de conversar con el señor Virguez.
Esto no es fácil, este es el único sustento de mi familia, todos los repuestos están extremadamente caros y lo que uno hace no alcanza para cubrir los gastos de reparación, repuestos y mecánico, ¿qué vamos a hacer?”, eso me dijo el conductor, fue algo que me dejó muy preocupado.
La unidad, que recorre todo Barrio Unión hasta el centro de Barquisimeto, se ha dañado muchas veces, tanto, que han sido tres veces en un mes las que ha estado en el taller, se le han dañado bombas, pastillas y frenos, lo último es lo que más gastan porque deben detenerse a cada rato para recoger pasajeros, “Esto es el pan de cada día de los conductores” me dijo preocupado Virguez. Poco después me retiré y dejé al mecánico hacer su trabajo.