Guaro Mirón | LA PRENSA.- Desde hace varias semanas mi amigo José Luis me estuvo llamando y enviando mensajes, para informarme sobre el calvario que atraviesan en la carrera 2 del barrio La Victoria, al oeste de la ciudad, porque tienen un bote de cloacas que se acumula en plena calle y tiene el asfalto vuelto leña.
Apenas me bajé del carro, el agua verde y hedionda me quemó las fosas nasales, en toda la calle el tufo es insoportable. Inmediatamente mis amigos del popular barrio me recibieron con mucho amor y agradecieron mi visita, ya que están cansados de pedir ayuda en los entes correspondientes sin ninguna respuesta. “Guaro nosotros sabemos que tu nos ayudarás y pronto se acabará esta pesadilla”, me repetía la comunidad, mientras yo observaba bien el bote.
Desde hace cuatro años viven esta crítica situación, el asfalto ha sufrido las consecuencias porque la calle está llena de baches y huecos por doquier, debido a la cantidad de agua que se acumula a diario en el sector. Los vecinos me cuentan que en Hidrolara les informaron que no hay presupuesto para sustituir las tuberías viejas, por lo que expresaron sentirse en riesgo porque hay muchos niños que presentan ronchas en la piel y enfermedades estomacales por respirar tanta pudrición. La zanja se encuentra tan profunda que los carros se lanzan a la acera para poder pasar y así evitar la piscina negra de cloacas.