María B. Jordán | LA PRENSA de Lara.- Quienes entran o salen de Lara son bendecidos por la imponente imagen del doctor José Gregorio Hernández. Desde la autopista Cimarrón Andresote se puede observar al «médico de los pobres» quien desde el año 1981 fue construida a mano por el señor Alberto Jiménez en el sector Altos de Las Flores, tras el agradecimiento de un milagro concedido al salvarle la vida de hijo.
La imagen que mide tres metros con 40 centímetros, fue construida en dos días por el señor Jiménez. Él era un hombre parrandero, que le gustaba andar de fiesta con sus amigos, pero de un momento a otro uno de sus tres hijos, quien lleva su mismo nombre sufrió una parálisis que lo dejó en estado vegetal en dos oportunidades, la primera fue cuando tenía tres años.
En el año 1962 la familia Jiménez vivía en Carora, pues trabajaba en el antiguo Instituto Nacional de Obras Sanitarias y se encargaba de resolver los problemas del servicio del agua potable. El hombre contó que ya había agotado todas las opciones de especialistas, pues hasta Caracas llevó a su hijo, pero los meses de vida que le daban eran pocos.
Sus allegados le aconsejaban que le pidiera al doctor José Gregorio Hernández con mucha fe, porque él hace milagros, pero él no estaba muy convencido, porque no era creyente.
«Yo siempre llegaba medio tomado de la antigua Toñona en Carora, ese era un bar que yo frecuentaba y me ponía a pedirle a José Gregorio Hernández» dijo Jiménez, pues una señora le dijo que prendiera una vela y le pidiera desde lo más profundo se su corazón, pero que debía cambiar su estilo de vida.
Así iban pasando los días y los años y su hijo seguía inmóvil, postrado en una cama sin poder levantarse, pero un día Jiménez se acercó a la Toñona y dijo que no iba a tomar y regresó a su casa a las nueve de la noche sin una gota de alcohol en su cuerpo «y yo empecé a pedirle a José Gregorio Hernández, primera vez que lo hacía sobrio».
El señor Jiménez contó que en ese momento empezó a sentir una sensación extraña por todo su cuerpo, como un hormigueo que no lo dejaba moverse ni mucho menos levantarse, pues estaba de rodillas frente al altar que tenía en el pasillo de su casa «y yo seguí orando, yo tartamudeaba, pero le prometí que si lo sacaba de su parálisis yo iba a construir una imagen y me fui a dormir, pero mi hijo seguía sin poder moverse».
Al día siguiente le llegaron con la noticia que su hijo estaba caminando, en ese entonces ya tenía nueve años, pero él no le creyó y le dijo que se dejara de juegos.
«Mis compañeros me dijeron que me fuese a mi casa, al llegar había mucha gente alrededor y cuando yo entré estaba mi hijo» por lo que le gritó «papá, papá» y se abrazaron con mucha emoción.
A los días el señor Jiménez en compañía de sus tres hijo viajaron hasta Isnotú, en Trujillo a visita la imagen de José Gregorio «doctor yo le ofrecí levantarle el monumento en agradecimiento de la salud de mi hijo» fueron las palabras del hombre cuando estaba en frente de «médico de los pobres».
El señor dijo que a los 15 días lo botaron de su trabajo en Carora, se separó de su esposa y regresó a Barquisimeto, pero pasaron unos años y le no había cumplido su promesa de construir la imagen «y me decían que debía cumplirle, porque el José Gregorio cobra», pero la sorpresa que se llevó fue su hijo nuevamente amaneció sin poder moverse, pues la parálisis había regresado cuando el muchacho tenía once años.
«En ese momento yo se lo entregué a su abuela y volví a la vida del alcohol, era tanto que ni me bañaba, ni comía» dijo Jiménez. Pasaron varios años y su exsuegra le dijo que buscara a su hijo cuando tenía 23 años aproximadamente.
Inicia la obra
En el año 1981 fue cuando Alberto Jiménez decidió empezar a construir la imagen del «medico de los pobres» en el patio de su casa en el sector Altos de las Flores. Contó que fueron dos días seguidos en los que pudo realizar la imagen con ayuda de unos amigos.
Pero fue él quien armó los bocetos, buscó las medidas y estudió como hacerlo, dijo que leyó varios libros para tener conocimiento de cómo hacerlo.
Con cemento, cabilla y arena armó la imagen de 3 metros con 40 centímetros. Parte del sombreo se desprendió al sacar los moldes, pero la fue arreglando en esos dos días. Jiménez dijo que el resultado no fue el que buscaba porque quedó con algunas imperfecciones porque no era nada fácil, pero entre sol y cansancio logró cumplir su promesa.
Un sacerdote dijo que la imagen una vez culminada no podía hacerle ningún otro cambio, a pesar de las imperfecciones. El monumento del «médico de los pobres» sigue intacto. Cada tres o cuatro años es retocada con un baño de pintura.
Le agradecen
El imponente monumento de José Gregorio Hernández es visitada por ciento de personas. El señor Alberto Jiménez dice que recibió su primera placa en el año 1987. Fue una señora que llegó desconsolada pidiéndole por la vida de su hija quien fue diagnosticada con leucemia.
La sorpresa que tuvo fue que al tercer día la hija de la señora estaba curada, pues en los estudios ya no aparecía ningún rastro de la leucemia.
Jiménez dijo que durante todo el año recibe visita de personas que van a pedir por algún familiar y otras para agradecerle, por lo que ya toda la cerca donde se encuentra el monumento del «médico de los pobres» está repleta de placas.& ;
El señor dijo que durante la visita de la Divina Pastora los 14 de enero, también hay devotos que se acercan para visitar al doctor José Gregorio Hernández.
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