Guaro Mirón | LA PRENSA.- El “modus operandi” de los choros cada vez más está quedando al descubierto. Todo el que ha pasado por la Circunvalación Norte ha visto el desastre que han dejado esas personitas que no tienen oficio y deciden acabar con la belleza de una ciudad, o peor aún, con la luz que ilumina por seguridad a los carros.
Pero lo peor de este cuento que estoy echando aquí, es que en este caso no es en la circunvalación, sino en la Ribereña, muy cerca del distribuidor Bellas Artes.
Esto lo vi en mi viaje de regreso a Cabudare, cuando tuve que detenerme al ver semejante imagen insólita, parecía ser el comienzo de algo a lo que no le prestan atención, porque me han contado que han sido muchas las denuncias presentadas a los efectivos policiales y hasta ahora nadie agarra a los malandros.
Cuando me detuve muchas personas miraban desde los carros con una sonrisa que no nunca entendí, lo único que pude hacer al momento fue tomar la foto para empezar a prevenir del posible ataque de los choros a los postes de luz.
Lo que se rumora al respecto es que los antisociales lo que hacen es vender el
cableado de que suelen sacar, también que el material de hierro de los grandes tubos verdes lo usan para hacer otro tipo de construcciones.
Mi llamado es a los panas de Polilara, a la policía bolivariana, al Ejercito y a la Guardia Nacional, a todos para que frenen esto de una vez.