Ednelly Evíes | LA PRENSA.- Con talleres de religión, motivacionales, superación personal, valores, ética y manualidades y un granito de arena como aporte económico, la Pastoral Social María Auxiliadora le tiende la mano a las mujeres más necesitadas de varios sectores de la entidad larense.
Formar desde una perspectiva católica, bajo la adoración al Santísimo Sacramento y veneración a la Virgen María, es el trabajo que vienen desempeñando las diez damas que conforman la asociación que sirve a las más necesitadas desde hace 6 años.
Como una extensión de la Asociación de María Auxiliadora, conformada en Barquisimeto desde hace 10 años, se desprende esta pastoral.Con mucha cautela, empeño y con manos de seda, atendiendo las necesidades de las 15 mujeres beneficiada, se han formado y mejorado la calidad de vida. Así lo expresa la presidenta de la asociación, Maritza Gutiérrez, quien es testigo de cómo las señoras, ven de manera positiva la vida y están dispuestas a afrontar las adversidades que le presente las vida, siempre con la fe en Dios y en la virgen bajo la advocación de María Auxiliadora.
Lo que comenzaron como unos simples talleres en donde las damas que conforman la pastoral, impartían conocimientos para la superación personal de las señoras de diferentes comunidades, terminó convirtiéndose en el espaldarazo que las ha ayuda a salir a adelante.“Cada miércoles nos reuníamos para impartir clases de alguna manualidad o cursos de cocina, hasta que las mismas necesidades de las señoras nos fueron impulsando a una programación en la que aprendemos de todas. Nuestras propias experiencias nos sirven de aprendizaje y nos hacen crecer”, cuenta con orgullo Gutiérrez.
En ese mismo plan llevan seis años, reuniéndose cada miércoles, desde las 8 de la mañana hasta el mediodía, con una programación de 45 minutos para cada tema, en el que las mismas integrantes preparan un material para darlo, lo discuten y ponen en práctica.
Lo más satisfactorio de esta pastoral, aseguran las damas, ha sido el cambio en positivo de las mujeres. “Han cambiado su manera de expresarse, han mejorado la comunicación, aprenden un oficio y lo mejor, se acercan más a Dios y hacen de el su guía, eso les cambia la vida”, dijo satisfecha Omaira Uzcátegui.