jueves, 21 noviembre 2024
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Más de 120 familias afectadas por cloacas en Residencias Lara

Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- El riesgo a enfermarse por la insalubridad de aguas negras corriendo por uno de los pasillos centrales y la humedad que socava con grietas algunos edificios es la preocupación que atormenta alrededor de 125 familias del conjunto residencial Lara, en Patarata, al este de Barquisimeto. El desbordamiento de cloacas les genera problemas desde 2018 y a la fecha siguen sin respuesta de los organismos competentes.

Henger Querales explica que son siete edificios de 112 apartamentos, y aún conserva el informe de los bomberos de 2018 acerca de los riesgos en uno de los apartamentos de la planta baja del edificio Torres. Además del proyecto de reconstrucción de cloacas en 2020, entre otros documentos entregados a Hidrolara, Alcaldía de Iribarren, gobernación, Corpolara, Consejo Federal de Gobierno, entre otros.

«La mayoría de las tuberías de las cloacas están desintegradas, lo que lleva a que edificios como el Torres empiecen a inclinarse a unos 45 grados, aproximadamente». Denuncia de un desalojo que se advertía en agosto de 2018 por las grietas en paredes. También en el edificio Palavecino tuvieron que resolver e intentar drenar esas aguas negras. El conjunto residencial es de 45 años y reconocen que han tenido el apoyo de la hidrológica de introducir guayas en colectores colapsados, aliviando sólo un poco.

Margarita Barrios es otra de las afectadas en el edificio Crespo, señala que están desesperados porque se les está regando el agua por toda la residencia y hay algunos inmuebles desocupados por este problema. «Nosotros no podemos hacer nada porque es un costo muy alto y le está restando valor al único patrimonio que tenemos», lamenta señalando que si le obligan a salir no tienen otro lugar donde vivir.

Es un daño permanente y que estiman puede afectar a ese promedio de 60% de adultos mayores con infecciones respiratorias y de la piel. Francisco Quero precisa que el desborde del edificio Urdaneta es permanente y los mantiene angustiados.

Mientras Aimé Pérez insiste en la pasividad de algunos afectados, quienes deben insistir en denunciar. «Vivimos asustados con las mallas en ventanas para evitar el ingreso de zancudos», se queja ante el riesgo de dengue.

 

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