Daniela Valladares | LA PRENSA.- Aranyemith Cañizales vive con su esposo y tres niños pequeños en una estructura que simula ser su casa, pero sin techo, baños, cocina ni frisado.
Los restos de su antiguo rancho de zinc, es el nuevo techo improvisado que junto a su esposo colocó en los cuartos para poder dormir allí con su familia.
Hace cuatro años resulto beneficiada con un crédito aprobado por el Consejo Federal de Gobierno para la construcción de una vivienda con dos cuartos y un baño; levantaron la estructura pero los recursos no alcanzaron para lo más importante: el techo.
“Cuando llueve nos mojamos porque hay huecos en el zinc, y por las tardes el calor es insoportable no me gusta estar aquí”, dijo la dama con lágrimas en los ojos mientras recorría su casa.
La mitad del día está en casa de su suegra porque ni siquiera tienen baños, el mobiliario lo tienen arrimado en uno de los cuartos porque con el inclemente sol se pueden dañar, al igual que con la lluvia.
Dos cuadras más abajo del sector II de La Batalla, vive otra de las afectadas, Ufemia Lujano de 78 años de edad, en un rancho de zinc porque a ella también la dejaron mal con el techo y los demás bienes. La familia Lujano está cansada de tanto insistir para conocer cuándo les entregarán lo que falta, aunque sea el techo que resulta muy costoso hoy en día y no pueden costearlo. “No pierdo las esperanzas de ver mi casita lista, vivimos arrimados en un rancho de zinc”, expresó afligida Lujano quien espera por una solución.