Osman Rojas | LA PRENSA.- A las 5:00 de la mañana empezaron a llegar los pacientes y antes de las 7:00 la cola superaba a las 200 personas. La Consulta Externa del Hospital Pediátrico fue invadida ayer por madres que buscaban de forma desesperada una consulta con un neurocirujano (servicio que se apertura cada 7 meses).
El hospital empezó a pasar las consultas a las 8:00 de la mañana y todo iba normal hasta que una enfermera dijo que repartirían 100 números porque eran sólo dos los doctores de guardia.
El anuncio de la enfermera desordenó la cola y se formó un alboroto en la entrada del hospital que provocó que las enfermeras salieran a dar la cara para calmar a los pacientes.
“Esto es una falta de respeto. Dos veces al año hacen estas consultas y ahora las limitan también en número”, dijo molesta Anna Castillo, madre de una niña con parálisis cerebral infantil.
El alboroto armado por los pacientes tuvo una respuesta inmediata. A las 8:30 de la mañana un hombre salió a anotar a los pacientes para que fuesen atendidos este viernes con la condición de que tenían que amanecer para guardar la cola.
“Parece que nos van a vender harina”, dijo de forma irónica la señora Juana Silva, quien después de anotarse en la lista empezó a llamar por teléfono para que le llevaran almuerzo a la cola porque no se podía mover de allí.
“Lo que nos está pasando es algo increíble. Nuestros hijos tienen una condición especial y por eso no deberían estar solos, pero aquí no entienden eso. Nos va a tocar amanecer para guardar una cola”, dijo con resignación Silva.
A pesar del berrinche de las madres el hospital no cambió los términos para obtener una consulta y hasta las 5:50 del día de ayer, los padres seguían en cola por un cupo en neurocirugía. “No tenemos plata para pagar una consulta y por eso estamos aquí. El derecho a la salud ya se perdió en este país”, concluyó Silva.