El Guaro Mirón | LA PRENSA.- En distintos puntos de Barquisimeto se ha vuelto común observar la presencia de personas en situación de indigencia o con problemas mentales pidiendo dinero y comida, como es el famoso caso de un muchacho en los alrededores del terminal de pasajeros que hacía maromas con su cuerpo totalmente desnudo que espantaba y asombraba a más de uno por la zona.
No cabe duda que la crisis económica nos ha pegado a todos en el bolsillo, inclusive aquellos que tenemos la suerte de cobrar 15 y último debemos hacer milagros para que nos rinda la platica, por eso las donaciones no son tan frondosas como en años anteriores.
Ahora podemos observar gente escarbando en las bolsas de basura de restaurantes y locales de comida para conseguir algunas sobras y así alimentar a sus numerosas familias.
Confieso que este tipo de situaciones me ponen el corazón chiquitico, sobre todo porque muchas veces son niños que en vez de estudiar, deben enfrentarse a la selva de cemento para obtener algo de dinero o comida.
Preocupado decidí llamar a mi amigo Joel Mendoza, presidente del Instituto Municipal para el Desarrollo Social (IMDES), quien amablemente me contó que los programas sociales para este tipo de situaciones nunca han funcionado en la alcaldía porque es competencia de la gobernación, ya que es un proceso largo y tedioso que no puede ser tomado a la ligera, sin embargo trabajan con visitas puntuales en comunidades donde hayan abuelitos abandonados que requieran atención médica.
Aunque esperaba mejores noticias sobre programas sociales en la ciudad, me alegró saber que todavía se mantienen instituciones para los más necesitados, donde a pesar de las limitaciones económicas trabajan con las uñas para poder atender todos los casos.