WCA | LA PRENSA.- “Uno no se ha terminado de llevar el primer bocado cuando es interrumpido por niños o indigentes”, expresa Julia Toro, una señora que relata que una de las principales incomodidades de comer en ferias de las comidas es la gran cantidad de personas que se acercan de mesa en mesa para pedir que le den dinero o un plato de comida para calmar el hambre.
Cada vez es más común que en los espacios de las ferias de las comidas se concentre una gran cantidad de personas. Muchas veces son niños que piden dinero o alimentos, pero también hay muchos casos en que son personas discapacitadas, adultos mayores o personas en situación de calle.
Dueños de comercios también padecen a diario lo que implica convivir con los “pedilones”. Relatan que antes en tiempos de abundancia les daban hasta un plato de comida, pero ahora, cuando es el momento de las vacas flacas no se pueden dar ese lujo y allí es donde se producen los encontronazos entre ambas partes.
Por lo general, las personas se filtran por las entradas y burlan al personal de seguridad. Hay más de una persona, con buen corazón, que aún les contribuye con algo de dinero, les brinda un refresco o dejan de comer para darles el plato a ellos, aunque son casos muy contados los que hacen esta acción.
Dueños de comercios manifiestan que esta situación de los “pedilones” se les ha salido de las manos a las administraciones de los espacios y que corre a la clientela.