Anaís Mendoza | LA PRENSA.- A Jean Alexander Pineda de 23 años, lo asesinaron a las 7:00 de la noche del día viernes en la avenida Florencio Jiménez. Un hampón le propino dos disparos luego de robarle unas latas de pintura para carro.
Los familiares de Jean, estaban la mañana de ayer en la morgue haciendo la gestión para retirar el cuerpo y darle cristiana sepultura. Con mucho dolor una tía trató de explicar cómo fue que lo asesinaron.
“Ya vengo voy a comprar unas pinturas para el carro, regreso más tarde”, dijo Jean a su padre el viernes a las 4 de la tarde.
El muchacho salió de su casa ubicada en el sector Juan Mogollón, en Pavia a comprar unas pinturas para su vehículo Fairlane en el que laboraba y se ganaba la vida como taxista, explica la tía. La tía relata que cuando Jean compró la pintura en un local ubicado a las adyacencias del cerca del Centro Comercial Metrópolis, llamó a su padre
para indicarle que ya se iba para la casa.
“Papá, ya voy para la casa, voy agarrar un libre, para llegar más rápido, cargo dos mil bolívares en efectivo para pagar”, dijo Jean a su papá.
Luego de la llamada telefónica, Jean caminó y atravesó los tres canales de la avenida Florencio Jiménez. El joven se fue para una esquina diagonal al Centro Comercial y allí estaba esperando un taxi que lo llevara hasta su casa.
Jean estaba parado en la esquina de un restaurante donde venden pollo asado. Habían muchas personas porque era hora pico, algunas de ellos estaban aglomeradas en
las diferentes paradas. En ese momento, de la nada, salió un delincuente que apuntó a Jean y le pidió las pinturas que tenía.
Relatan la dos tías que, después de robarlo el hampón le disparó en el pecho y el hombro derecho delante de las personas, se llevó las pinturas y luego se esfumó del lugar. Jean quedó tendido en el piso, y murió de inmediato a causa de las heridas. Una comisión del Cicpc, llegó al sitio, levantó el cuerpo y lo trasladó a la morgue del Hospital Central.
Una llamada
Una persona llamó al padre de Jean y le comentó que a su muchacho lo acaban de asesinar
La tía comentó que no podían creer que lo habían asesinado, salieron de la casa con la esperanza de que no fuera él.“Cuando llegué y lo vi tirado en el piso, me le tiré encima y comencé a llorar”, concluyó la dama.
Destacaron que Jean era una buen hombre, no tenía problemas con nadie.