Cristina Linárez | LA PRENSA.- Cerrando la carrera 17. Sentados en el medio de la vía y con carteles que exigían respeto, un grupo de estudiantes de la Ucla, Uptaeb, Upel, liceo Lisandro Alvarado, Raquel Monasterio y la Casta J.
Riera se apostaron frente a la sede del Palacio Municipal rebotando la propuesta de que el pasaje en transporte público sea aumentado a 300 bolívares como lo planteó el Sindicato Automotor recientemente.
María Linárez, un de las estudiantes que tenía su carnet colgado en el cuello, comentó que están cansados de los aumentos del pasaje y que sus quejas no sean escuchadas por los entes correspondientes.
Estudiantes exigen que todas las rutas tengan las máquinas para el pago con la tarjeta inteligente de los estudiantes y consideran que hay un saboteo con las maquinas que colocaría Fontur en todas las unidades de transporte público.
“Nosotras esperamos que de verdad pongan las maquinas el 20 de marzo, así como dijo Erick Zuleta, (presidente de la Federación Nacional de Transporte)”, precisó la estudiante muy molesta durante la protesta.
Linárez asegura que hay personas que deben pagar de cuatro hasta seis pasajes para ir desde su casa hasta su institución educativa, y por ser menores de edad no pueden trabajar para costear sus gastos.
Los estudiantes estuvieron protestando todo el día de ayer hasta las 7 de noche, esperando poder reunirse con el alcalde Alfredo Ramos para conseguir una solución, pero no obtuvieron ninguna respuesta a sus quejas.
No se la calan
Otra de las razones por la cual protestaron los estudiantes es para que los ruteros dejen de “atropellarlos”.
Aseguran que reciben de los ruteros groserías, empujones, humillaciones y constantes amenazas.
“Nos han amenazado con destornilladores para que nos bajemos de los rutas y nos dicen que somos unos parásitos”, expresó molesto José Nozzolillo, un estudiante del liceo San Francisco Javier.
Nozzolillo comenta que debido a los problemas que tienen por el subsidio ellos pagan los platos rotos.
Sentados en el piso afirmaron que los choferes de las rutas pasan de largo cuando los ven en las paradas, para que ellos no se monten y cuando se logran montar, los humillan para que paguen el pasaje completo.