José Daniel Sequera | LA PRENSA.- Cuentan vecinos de la zona, que ayer, a eso de las 11 de la mañana, vieron pasar un carro color vinotinto, a baja velocidad, por la vía llamada “callejón”, que se adentra hasta casi 1 kilómetro de la carretera. ¡Pum, pum, pum, pum, pum! escucharon los vecinos y luego, vieron pasar el mismo carro, regresándose hacia la carretera vieja. Cuando todo estaba en calma, varios fueron a ver qué había ocurrido y dieron con el fatal hallazgo a casi 500 metros del sector, justo después de una curva.
Allí quedó el cuerpo de Engelberth, con un impacto de bala en el esternón y otro en la sien.Rodríguez, quien residía en el sector 2 de la Ruezga Norte, estaba amordazado tanto en las manos, como en la boca. El occiso vestía una franela azul, que estaba toda ensangrentada, cargaba un pantalón color beige, medias blancas y una gorra azul marino que quedó sobre una planta cactus.
Los ojos de la víctima, estaban totalmente morados, y producto del impacto de bala en el cráneo, un pequeño charco de sangre se expandió hasta casi un metro de distancia.
En el lugar del hecho habían tres conchas de balas: dos a unos 60 centímetros de los pies, y la otra a unos 30. A eso de las 6 de la tarde, un grupo del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), se acercó al sitio para comenzar las averiguaciones pertinentes y realizar el levantamiento del cuerpo.
Ya en horas de la noche, fue trasladado hasta la morgue del Hospital Central “Antonio María Pineda”, donde fue identificado por una prima de forma casi inmediata. Hasta los momentos, tanto los familiares, como los efectivos de inteligencia desconocen las razones de este asesinato.