Osman Rojas | LA PRENSA.- El pasillo está vacío. Una secretaria al fondo que revisa el teléfono mientras conversa con algunas enfermeras es lo único que hay para contemplar. El aire acondicionado encendido bajo una luz tenue, casi imperceptible, da una sensación de tristeza nunca antes sentida en ese lugar.
Lo anterior descrito es el laboratorio del Antonio María Pineda de Barquisimeto, servicio que está inoperativo desde el mes de mayo del año pasado.
“Aquí no hay ni para hacer una hematología completa y eso es algo deprimente”, dijo la licenciada Elena Torres, directora del laboratorio y presidenta del Colegio de Bionalistas en el estado Lara.
La especialista mostró su decepción por la precaria condición en la que se encuentra el servicio y pidió a las autoridades competentes tomar cartas en el asunto para solventar un problema que golpea directamente el bolsillo de los pacientes.
“¿Cómo es posible que en un hospital tan importante no exista un laboratorio? Aquí las personas deben llevarse en tubos de ensayo la muestras de sangre para hacerle exámenes a los enfermos en centros privados y eso es algo completamente ilógico. Las instalaciones del laboratorio están de adorno”, soltó.
A pesar de hacer las denuncias ante las autoridades competentes, Torres asegura que no han recibido respuesta por parte de ninguna institución. Con el pasar de las horas el drama en el laboratorio del Hospital Central se hace cada vez mayor, pues ya han recibido la notificación de que los equipos especializados se los llevarán por la falta de reactivos en el mercado.
“El Antonio María Pineda no tiene máquinas propias. Las que están fueron dadas en convenio con una empresa que aportaba el equipo y surtía los reactivos, pero debido a la situación país ya no tienen cómo abastecernos lo que significa que el equipo debe ser devuelto”, dijo angustiada la especialista.
El Hospital Central no es la única institución que presenta problemas con el laboratorio. De hecho, según denuncia la presidenta del Colegio de Bionalistas, ningún centro público en el estado tiene áreas de diagnóstico operativas.
“En el Luis Gómez López ya no hay laboratorios. En los ambulatorios grandes no hay laboratorios. El pediátrico no tiene este servicio y hasta el Pastor Oropeza está sufriendo por las fallas en la distribución de reactivos”, explicó.
La paralización total de los laboratorios en el estado tiene a los familiares de pacientes pegando carreras y gastando una fortuna para poder hacer pruebas sanguíneas a los enfermos.
Los más afectados con esta situación son los enfermos que se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), pues todos los días estos enfermos deben practicarse exámenes de gases o electrolitos que en los centros privados están entre los 70 o 100 mil bolívares, dependiendo de la hora.
“Lo que piden en los laboratorios privados es una locura, pero si el Gobierno nacional no entrega dólares a los laboratorios para importar reactivos todo se encarece. Nosotros hacemos pública la denuncia porque de seguir así va a ser imposible diagnosticar alguna enfermedad”, concluyó.