Jennifer Orozco | LA PRENSA.– Estuvo brevemente detenido por un problema de drogas y luego de eso comenzó “la vida difícil”. Ramón Antonio Pérez Rodríguez (19), hombre asesinado frente a Tierra Prometida I, en la avenida Florencio Jiménez fue asesinado por una venganza, aunque se desconoce quiénes fueron sus victimarios.
Según una fuente policial, Ramón fue detenido cuando adolescente por ocultamiento de drogas. Al parecer, el chamo fue liberado a los pocos días y más nunca cayó en la cárcel.
Sus familiares lo ayudaron a no recaer en los vicios y lo llevaban a una iglesia Cristiana Evangélica en La Concordia II para poder encaminarlo.
Aparentemente, al muchacho no le gustaban los estudios, pero sí el trabajo, así que aprendió diferentes oficios para poder mantenerse y ayudar a su familia.
Los últimos meses estuvo trabajando en un taller de un vecino, donde estaba aprendiendo a meterle mano a los motores de los vehículos.
Según su mismo jefe, Ramón “era pura risa” y no se metía con nadie, ni se molestaba cuando se formaba el “chalequeo”, era bastante tranquilo.
En la zona, Ramón era jardinero, cortador de monte, obrero y hasta chofer de volteo, el chamo, al parecer, le metía a toda clase de trabajo.
Pero según la fuente, Ramón seguía teniendo “malas juntas”. Sin saber si estaba metido en vicios, al parecer, un problema con unos malandros de la zona lo hizo ser el blanco de unos matones.
Según versión familiar, a su casa llegaron tres tipos con chalecos negros y la cara cubierta, identificándose como policías y se lo llevaron a las 11:00 de la noche. Sin camisa y sin zapatos, Ramón fue sacado a rastras de la vivienda.
Su papá no durmió en toda la noche, recibiendo la mala noticia el lunes a las 5:30 de la mañana, pues un vecino le dijo que “Ramoncito” estaba muerto frente a Tierra Prometida y que los perros le estaban comiendo el rostro.
El chamo estaba bocarriba, maniatado y amordazado, con un disparo de escopeta en el rostro.
Al parecer, lo asesinaron al poco tiempo del rapto, pues cuando los familiares llegaron al sitio el cuerpo estaba rígido.
Los vecinos de la zona no escucharon tiros, pero sí carros y motos a medianoche. Familiares desconocen quiénes pueden ser los enemigos del chamo.