Ana G. León | LA PRENSA.- Geiddy del Valle Medina (21) y Yeiffer Leonel Álvarez Barcos (23) fueron detenidos por la Brigada contra la Delincuencia Organizada del Cicpc, en el estado Lara. Esta banda delictiva se encargaba de realizar supuestas estafas electrónicas, con compras, a través de las redes sociales.
El contacto inicial era realizado por un supuesto funcionario perteneciente al Cicpc o a la Guardia Nacional Bolivariana. Los vendedores se confiaban porque veían que su “cliente” era funcionario, concretaban la venta, entregaban el producto y luego se daban cuenta que habían sido estafados, pues nunca les caía el dinero que supuestamente les había transferido el “cliente”.
Los funcionarios por los que se hacía pasar el supuesto “cliente”, en realidad son identidades de funcionarios fallecidos. Un hampón desde la cárcel es el que se encargaba de hacer el contacto inicial a través de WhatsApp o Facebook con las víctimas que fueron estafadas.
Una de las identidades utilizadas por Yeiffer será la del detective del Cicpc Nelson Segundo Barboza Fuenmayor (23), quien en realidad y se
gún reseñan medios nacionales, fue abatido en el estado Zulia tras un enfrentamiento con una comisión del eje de Robo de Vehículo del Cicpc.
Nelson estaba cobrando la vacuna de un vehículo y era parte de la delegación de Coro, en el estado Falcón. Las entregas de los pro
ductos se concretaban usualmente en centros comerciales como Metrópolis o Capital Plaza. El “funcionario” por lo general mandaba a un tercero a recoger las mercancías pues siempre se le presentaba un inconveniente.
Supuestamente el “funcionario” realizaba la transferencia y mostraba una captura de pantalla falso que la mayor parte del tiempo era proveniente del Banco Provincial.
Este modus operandi fue lo que condenó la suerte de Geiddy y Yeiffer. Cientos de personas a través de las redes sociales empezaron a com
partir sus experiencias con la estafa y fue así como un par de víctimas se pusieron de acuerdo para denunciar y hacer un llamado a la petejota.
Una de las víctimas, que no quiso identificarse, había sido estafado con más de 30 millones de bolívares. A través de una persona conocida lograron concretar una venta controlada con los funcionarios y fue así como se les pudo dar captura a los delincuentes. Fuentes oficiales manifestaron que lo que hacía la banda con la mercancía “robada” era comercializarla.
Los delincuentes se aprovechaban de la buena fe de las víctimas, quienes después de entregados los productos procedían a verificar las transferencias, para desaparecer de los lugares donde concretaban la entrega de los productos.