José D. Sequera | LA PRENSA.- El pollo asado, que se ha convertido en uno de los platos preferidos de los guaros para resolver almuerzos o cenas. Como pan caliente se sigue vendiendo a pesar de su precio, que ya ronda los 50 mil bolívares en algunos restaurantes.
Dueños de establecimientos dijeron que para ellos es difícil mantener el negocio porque los proveedores le aumentan hasta mil bolívares semanales al costo del kilo y medio de pollo, que es el peso estándar que les venden.
“Hasta mil bolívares o más es lo que le suben semanalmente lo que incide directamente en el precio a la hora de venderlo calientico y listo para comer pero aun así la gente viene al mediodía y se come su pollo asado”, expresó con entusiasmo Fernando de Jesús, encargado del restaurante “Pollo Piri-Piri” ubicado al oeste de Barquisimeto.
Con él coincide Benjamín Zambrano, dueño del establecimiento El Caney, quien agrega que los mejores días para su negocio son los fines de semana de quincena porque es cuando el local está lleno de comensales.
“Los fines de quincena son los mejores para nosotros porque recuperamos un poco de lo que no vendemos en la semana”, detalló Zambrano. Tras un recorrido que hizo La Prensa por cinco polleras ubicadas en el este, centro, oeste y norte de Barquisimeto se pudo constatar que el un pollo entero va desde 36 mil a 48 mil bolívares.
El medio pollo va desde 18 mil hasta 24 mil bolívares, dejando de último al cuarto de pollo en un precio que varía entre 8 mil y 10 mil “lucas”. Clientes de las polleras aseguraron que para
ellos es mejor comprar un pollo asado que crudo en un frigorífico, porque mientras que uno cocinado se puede encontrar hasta en 40 mil “bolos” en algunos establecimientos, el de frigorífico puede llegar hasta 60 mil bolívares.
“Mi esposo y yo preferimos ir hasta Pollo Sabroso a comprarnos un pollo entero porque sale más barato que uno de frigorífico. Incluso a veces uno sale premiado porque viene con refresco y yuca”, mantuvo Selenny Falcón.
Para Elio Barco, quien es cocinero en un restaurante, no hay tantas quejas por el precio del pollo porque la gente sabe que no está caro, además que ya están acostumbrados a que todas las cosas aumenten.
“El venezolano ya tiene el “chip” que todos los días la comida aumenta de precio, por eso no se sorprenden cuando vuelven al restaurente después de un tiempo y ven que todo subió unos 2 mil o 3 mil bolívares”, precisó Barco.