Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Luego de abrir una flexibilización segura para la reactivación del comercio en diciembre y que casualmente coincidió con el interés electoral, el Ejecutivo nacional termina de admitir que la factura por víctimas de la COVID-19 puede ser muy alta para fin de año, un escenario que ya había sido advertido por los expertos. En este sentido, Nicolás Maduro anuncia la posibilidad de retomar la cuarentena radical en espacios de 14 días a partir de enero y en tono de regaño, llamó a la responsabilidad personal, cuando no se ha profundizado en una campaña de educación acerca de la voracidad de esta pandemia que acumula en el mundo 72 millones de infectados y más de 1 millón 600 mil muertos.
Venezuela supera los 108 mil contagiados y se acerca a mil fallecidos, pero reina el consuelo de una tasa de recuperados de 95%. Cuestión que induce a una calma en la colectividad, mientras la Academia de Ciencias han insistido en el alerta de un posible rebrote para fin de año, de acuerdo a los precedentes desde octubre con la segunda ola en Europa y que luego llegó a América, una amenaza peligrosa para Venezuela que no cuenta con la capacidad de respuesta inmediata por las deficiencias del sistema de salud y que en 10 meses de pandemia no hubo una rigurosa notificación preventiva que eduque a la colectividad hacia la protección.
Tras el anuncio de Maduro, Adolfo Pereira, gobernador de Lara, admitió que solo el 40% de larenses usaba correctamente el tapabocas y que comenzaría el patrullaje policial para exigir esta protección, además de un autobús COVID para dictar charlas. Pero esta medida se toma cuando no se respetaban ni las semanas radicales y en diciembre se sigue teniendo abarrotada la avenida 20 y carrera 21 de Barquisimeto, con el gentío caminando apretujado y arrejuntado en las colas de los comercios. Situación que fue ignorada por los funcionarios policiales, que en contadas ocasiones se limitaban a presionar a comerciantes en el horario. El plan policial tendrá mucho trabajo en las unidades de transporte público, que superan la capacidad de pasajeros, al punto de tener el pasillo repleto de usuarios -faltos de oxigeno- y pegados espalda con espalda. Se ignora el distanciamiento y más aún, la ventilación en lugares cerrados.
«Es lamentable que se tomen decisiones sin medir el impacto, aún con las advertencias de expertos de salud, que era un error esa flexibilidad, sin el control de la enfermedad», señaló Jaime Lorenzo, presidente de Médicos Unidos de Venezuela, quien critica que incluso funcionarios de alto rango no respetan las medidas de protección y que lo toman a la ligera de lanzar el tapabocas al público, un comentario que hace en referencia a Rafael Lacava, gobernador de Carabobo. Escenarios similares se vieron entre la dirigencia oficialista durante la campaña electoral.
Tales ejemplos, no permitirán que el colectivo entienda lo agresivo que es el virus y la importancia de la prevención. «Hoy la enfermedad es altamente contagiosa y no estamos preparados para esta segunda ola de rebrote», lamentó ante una política fallida de prevención, de un mensaje incoherente, que se contradice con las actuaciones de algunos altos funcionarios. Además de la débil estructura de salud pública, con hospitales con déficit de personal, insumos y de camas para cuidados intensivos, para pacientes con deficiencia respiratoria.
Douglas León Natera, presidente de la Federación Médica Venezolana (FMV), comparte esa tesis y apoya los pronósticos de la Academia de las Ciencias de un posible rebrote a finales de año.
«Los registros oficiales deben ser multiplicados por 10 y así tendríamos un promedio de unos 3.500 casos diarios«, calcula Natera y destaca que durante diciembre se deben extremar las medidas de protección. La pandemia no ha terminado y la flexibilización es irresponsable, sin la debida prevención.
De relajo
El problema empieza por la falta de un proceso de verificación, con un alto porcentaje de la población sospechosa y sin la determinación de las pruebas. Tal como lo destaca Edgar Capriles, experto en Economía de la Salud, frente a las deficiencias en identificar los diagnósticos. Un primer paso que no ha tenido fuerzas en Venezuela, pero continúa con los inciertos para terminar de aislar a los infectados.
Ilustra con el escenario mundial, de las medidas asumidas en países que recayeron con el virus. De allí, la importancia de masificar las pruebas y que los resultados sean entregados en 48 horas. El monitoreo a los pacientes que incluya rigurosos interrogatorios entre el círculo de familiares y allegados para evitar la cadena de contagios, incluso saber con quién ha hablado para descartar cualquier riesgo a terceros.
Insiste en ubicar a los sospechosos y confirmar si realmente son casos positivos. No vale la pena aislar a la población en general, si no se tiene la seguridad. Hasta la tecnología es válida en los mecanismos de seguimiento, llegando al extremo de dispositivos electrónicos para chequear el desplazamiento de los infectados y que no violen el espacio permitido. «¡El virus hace fiesta parejo!», exclama Capriles al desestimar la importancia de la ventilación en lugares cerrados.