Sucesos

Zona del Crimen: El monstruo siempre estuvo en la casa

Lo que comenzó como la angustia de un rapto se convirtió en horror. El martes 20 de marzo de 2007, Barquisimeto y Cabudare se paralizaron con una noticia que nadie quería creer, una niña de 2 años de edad había sido hallada muerta y su cuerpo estaba siendo devorado por animales.

El llanto desgarrador de la madre conmocionó a todas las personas que estaban en un terreno baldío del asentamiento de Tarabana, a pocos metros del sector La Mendera, en Palavecino. El dolor se notaba en el rostro de varias personas que no podían creer cómo la maldad llegaba tan lejos.

Un día antes, la madre, de 28 años de edad, junto a su pareja, de 27 años de edad, denunciaron que a su pequeña la raptaron en la calle 61 con avenida Fuerzas Armadas, justo a una cuadra de su casa. La mujer describió la escena, ella iba caminando con la niña en los brazos, pues tenía fiebre y la llevaría al Seguro Social Juan Daza Pereira.

«Un Malibú blanco sin placas y con vidrios oscuros, que era conducido por un hombre de piel blanca se paró justo frente a mí; al abrir la puerta, una dama de contextura gruesa que lo acompañaba me preguntó por una dirección», fue parte de lo que dijo la mujer a los medios de comunicación.

El relato de la mujer destacó que en un descuido, la persona le arrebató de los brazos a la niña y se montó inmediatamente en el carro, sin darle chance de que ella pudiese hacer nada.

Su pareja, quien era padrastro de la niña, la acompañaba y abrazaba, mientras ella lloraba relatando a los periodistas lo que había ocurrido. Los mismos detalles que les dio a los funcionarios del Cicpc.

Toda la descripción y los detalles concordaban, parecía sacado de un libreto. No dijo ni más ni menos, pero sí se veía muy afectada por la desaparición de su niña, fue por eso que los cuerpos de seguridad iniciaron la búsqueda desde el 19 de marzo.

A algunos carros que transitaban entre Barquisimeto y Cabudare se le lograba leer un cartel con la foto de la niña y que había sido raptada, pedían información sobre ella.

La pareja pedía que le devolvieran a la niña sana y salva.

Un crimen que generó conmoción

Veinticuatro horas después de la denuncia del rapto. Una mujer iba a bordo de su carro y pasaba por el asentamiento de Tarabana y le llamó la atención cómo unos perros estaban jugando con un bulto, pero no se trataba de una bolsa de basura, ya que ella vio una forma de un cuerpo humano y aunque no se detuvo decidió reportarlo a través de una llamada, a lo que antes era el 171, el Servicio de Emergencia.

Una comisión de los Bomberos de Palavecino fue la primera en llegar y rescató el cuerpo de los perros. Aunque tenía algunas mordidas, los funcionarios observaron una pieza de vestir naranja, misma que usaba la niña cuando fue raptada, por lo que de inmediato hicieron el llamado al Cicpc, ya que presumían que se trataba de ella.

El sitio del hallazgo fue acordonado por los funcionarios de la Policía estadal de Lara (Polilara), mientras estaban a la espera del Cicpc. Luego de varias horas, los detectives pudieron corroborar que se trataba de la pequeña reportada como desaparecida.

La madre observaba desde lejos todo lo que hacían los funcionarios y cuando confirmaron que sí era su hija comenzó a llorar, el padrastro también lo hizo, pero quienes estaban allí comenzaron a observarlo que buscaba que la dama no se acercara mucho a los uniformados.

La investigación

El cuerpecito de la pequeña fue llevado a la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda para hacerle la autopsia y determinaron que presentó una hemorragia interna y desprendimiento de órganos, que pudo ser producto de golpes.

Al tener todo el expediente y con varias hojas de los resultados de la autopsia comenzó la indagación y experticias de los funcionarios del Cicpc.

Ahora las interrogantes que se hacían era ¿quién le pudo hacer eso?, o ¿cuáles fueron las razones para que asesinaran a la niña de esa manera?

Lo primero que hicieron los detectives fue indagar sobre el entorno de la víctima, sus familiares.

Un susurro en la casa

Los funcionarios estaban convencidos de que las investigaciones debían iniciar en la casa, en donde vivían porque no tenían familia cercana en Barquisimeto.

La comisión encargada de investigar el caso comenzó a hacer las experticias en toda la casa, en un momento de descuido del hombre, la madre de la pequeña se le acercó a los detectives y le susurró que su pareja era el responsable.

Una maleta, llena de sangre, que estaba en una esquina del cuarto, le dio un giro a las investigaciones, tenían al responsable en frente. Fue así como la Fiscalía acordó con el Cicpc practicar la detención de ambos e interrogarlos por separados.

Por orinarse

El hombre (padrastro), quedó al descubierto, él era el «monstruo» que dormía en casa. Funcionarios del Cicpc destacaron que el hombre, días antes del hallazgo, arremetió en contra de la niña, le dio golpes y patadas a su hijastra por haberse orinado la colchoneta donde dormían.

La madre quiso evitar la violencia, pero también fue agredida y encerrada en el cuarto. En ese momento, la niña fue llevada al ambulatorio de La Carucieña por constantes vómitos, pero no se percataron de lo que le estaba causando eso y la trataron con suero.

Al pasar los días, la niña fue empeorando y la mamá trató de sacarla, pero su pareja se lo prohibió. Fue el domingo, cuando la mujer sacó al patio a la niña porque estaba vomitando sangre y a los pocos minutos murió.

El hombre la envolvió y metió en una bolsa, luego la metió en una maleta negra y esperó que fuese de madrugada para poder salir y dejar el cuerpo abandonado en el sector donde fue hallado. Esa mañana regresó con la maleta vacía y con el «plan» para evadir su responsabilidad.

Pareja de la madre la amenazo y la hizo su cómplice

El hombre la amenazó con arremeter contra su vida y la de sus otros hijos si no guardaba silencio. Y planificó el rapto. 

Una vez detenidos e interrogados por separado, la mujer habló de todo, describió con detalles lo que ocurrió. Fue así como los uniformados esclarecieron el infanticidio. 

El miércoles 21 de marzo, durante una audiencia, el Tribunal Primero de Control consideró todos los argumentos de la Fiscalía 16 del Ministerio Público y le imputó a la pareja el delito de homicidio, simulación de hecho punible y homicidio calificado por motivos fútiles e innobles.

La acusación fue ratificada en la audiencia que se realizó en octubre del año 2008, pero fue cuatro meses después cuando publicaron el veredicto. Al hombre lo condenaron a 16 años de prisión por homicidio calificado y a la madre de la niña la sentenciaron a nueve años y un mes por el mismo delito y simulación de hecho punible.

El segundo crimen del monstruo

Cuatro años antes, este hombre había arremetido contra otra niña de 11 meses de nacida. Fue también su hijastra. Era 2003 y estaba casado con otra trujillana, cuando cometió su primer crimen, en Valera.

El hombre estuvo detenido por dos años. Por un beneficio procesal, el homicida recobró su libertad y se mantuvo en su estado natal, trataba de buscar trabajo en la zona, pero al conocer sobre el antecedente nadie lo contrataba.

Con el pasar de los años, conoció a esta otra mujer que tenía tres hijos y decidió emprender un viaje, con el fin de conseguir trabajo en un estado que nadie conociera su pasado.

Según fuentes policiales, su violencia se debía a que él, siendo padrastro, no soportaba los llantos de los niños y por eso, supuestamente, cometió los dos crímenes.

Poco tiempo

La pareja tenía poco tiempo residenciada en Barquisimeto. Se conoció, por medio de las investigaciones del Cicpc, que apenas tenían un mes. Por eso, pocas personas los habían visto y no trataban con ellos.

Para el año 2007, cuando cometió el segundo crimen, el de la niña de 2 años de edad, los vecinos de la comunidad por la avenida Fuerzas Armadas, comentaron que durante esos días no escucharon ruidos ni gritos de auxilio.

Quisieron linchar al monstruo

Al conocerse que el hombre había sido responsable de las muertes de dos niñas, algunos barquisimetanos quisieron lincharlo y tuvo que ser custodiado por cuerpos de seguridad, para evitar la alteración del orden público.

Se supo que para el año 2007 cuando se descubrió el atroz crimen de la niña, el hombre al ser trasladado a la audiencia de presentación (en Tribunales), también fue esperado por un grupo de personas que le gritaban asesino.

Fueron días de alta tensión. Luego de la audiencia preliminar, ambos fueron trasladados a la cárcel de Trujillo.

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Euseglimar González

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