Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.- Ha pasado un año y aún en El Potrero recuerdan esa ráfaga de tiros que acabó con la vida de dos policías, el terror quedó sembrado y es que ser funcionario en Venezuela se ha convertido en un peligro, debido a que los uniformados tratando de resguardar la vida de las demás personas, caen cumpliendo su labor.
A Jorge Sánchez y Luis Linárez Arape, ambos funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), los acribillaron a tiros cuando iban a bordo de una moto por el sector La Plaza de El Potrero, al norte de Barquisimeto, los uniformados fueron emboscados por los criminales tras una persecución que acabó con más de 100 detonaciones.
Eran cuatro criminales que se trasladaban en una Hilux blanca, en medio de la emboscada dos de los sujetos vestidos con prendas alusivas a las FAES se bajaron de la camioneta con armas largas, presumen que AR-15, y comenzaron a disparar en contra de los uniformados, quienes no tuvieron tiempo para repeler la acción. Uno de los matones se agachó y disparaba sin bajar la guardia, mientras que los cuerpos caían sobre la carretera de tierra.
La muerte de estos dos funcionarios no fue ni la primera ni la última registrada en el estado Lara. Según los datos que lleva LA PRENSA de Lara de año a año, desde 2014 hasta la fecha han sido asesinados 63 funcionarios de diferentes cuerpos de seguridad, siendo Polilara quien más registra casos.
«A diario arriesgamos nuestras vidas para salvárselas a otras personas, para eso nos formamos como funcionarios; sin embargo, da impotencia cuando uno de nuestros compañeros cae cumpliendo sus funciones. Es lamentable, pero a veces el hampa tiene mejores armas que la Policía», sostuvo una fuente policial.
En octubre del año pasado, un grupo de hombres habría planeado entrar a la Base Aérea «Vicente Landaeta Gil» en Barquisimeto para robar un fusil, pero en medio del ataque asesinaron al soldado raso Jonathan Vargas Castillo, de 18 años.
Para ese momento, se supo que los hombres luego de robarse el fusil, el arma tenía como «destino» la cárcel de Tocorón, ubicada en Aragua.
La fuente consultada detalló que por el fusil cobrarían una alta suma de dinero en divisas, pero que no lograron concretar porque el Cicpc ubicó el arma en una vivienda en Quíbor, municipio Jiménez.
Ataca al hampa
Hace seis años, Roberth Jiménez (40), jefe de Investigaciones de la Policía Municipal de Andrés Eloy Blanco, fue asesinado cuando cumplía su trabajo.
El funcionario junto a otros uniformados del Cicpc y la GNB se trasladaron hasta el sector El Rincón del caserío La Escalera, en el municipio Andrés Eloy Blanco, pues estaban tras la pista de los integrantes de la banda del «Manuelito«.
Aún era de madrugada cuando los uniformados llegaron al sector, desde lejos observaron la «concha» de los delincuentes y fue en ese momento en el que Roberth decidió llegar hasta el rancho, pues los delincuentes estaban despiertos.
«Que no salga nadie de esta casa», gritó el jefe de Investigaciones y entrompó a los delincuentes, pero uno de ellos, que se escondía entre el monte, accionó una escopeta y le disparó en la sien al funcionario.
Los demás compañeros de Roberth, que estaban al otro lado de la vivienda, escucharon la detonación y salieron corriendo, fue allí cuando observaron a su compañero de armas tirado en el piso.
Roberth estaba muerto, sus compañeros no pudieron hacer nada por él. Los demás funcionarios que estaban en el operativo «peinaron» la zona y pidieron refuerzos, para lograr atrapar a los hampones.
Aunque rodearon toda el área, se metieron por la represa Yacambú, no lograron dar con los responsables, pero ese día sí detuvieron a dos personas, supuestamente, aliados del «Manuelito«.
La muerte del funcionario causó conmoción entre los cuerpos de seguridad. Sus compañeros de armas de Sanare prometieron que iban a dar con el responsable de su muerte.
Tres años después de la muerte de Roberth, funcionarios del Comando Nacional de Antiextorsión y Secuestro (Conas) de Lara, lograron ubicar al «matapolicía» en San Felipe, estado Yaracuy.
Fue en agosto de 2018, que alias el «Manuelito» junto a «Ricky» murieron tras un enfrentamiento en el asentamiento campesino Higuerón.
Ambos eran de Quíbor, pero estaban enconchados en San Felipe para evadir a la justicia
Atacada
Funcionarios de Polilara recuerdan a cada compañero que ha caído en medio de sus labores, pero también a aquellos que fueron asesinados en manos del hampa. Uno de esos casos fue el crimen de Ornalis Dessiré Jiménez Vargas (39), quien era oficial jefe de la Policía del estado Lara.
La dama fue asesinada de trece puñaladas entre el cuello y la espalda, el hecho ocurrió el 3 de mayo de 2017, pero fue cinco días después que hallaron su cadáver.
El cuerpo de la oficial fue enterrado en una quebrada ubicada en la vía Quíbor, justo detrás de un hotel en la zona. El hallazgo lo hizo Cicpc, luego de que realizaran investigaciones por su desaparición.
«Ella siempre llevaba su uniforme en el bolso, esa es una manera de nosotros los funcionarios resguardarnos, porque los delincuentes apenas te ven uniformado piensan que andamos armados. Muchos policías usan transporte público para trasladarse a sus comandos», sostuvo una comisionada.
Jiménez estaba esperando por un ruta cuando fue interceptada por tres delincuentes, quienes la sometieron y llevaron hacia la quebrada, allí la despojaron de todas sus pertenencias y cuando abrieron el bolso se dieron cuenta del uniforme de Polilara.
Por temor a que quizás la funcionaria los delatara, la asesinaron. La dama recibió múltiples heridas por arma blanca y luego la enterraron en un terreno baldío.
Ese crimen causó indignación por parte de sus compañeros, quienes no se quedaron callados y denunciaron. Entre mensajes dijeron que se sentían desprotegidos y con falta de unidades para poder atacar la delincuencia.
«Hay pocas estrategias para atacar el hampa. Actualmente, en el estado Lara se están registrando más robos a mano armada, esto se está saliendo de control y es necesario que las autoridades de seguridad de la región ataquen esta situación. ¿Qué esperan?, que volvamos al año 2012 cuando los índices de homicidios eran altos. No queremos más muertes ni de ciudadanos ni de oficiales», manifestó un polilara, quien no quiso identificarse para evitar represalias.
La delincuencia ha matado más de 60 funcionarios en Lara en 7 años; sin embargo, a nivel nacional el panorama no cambia. La mayoría de los funcionarios han sido asesinados cuando se encuentran franco de servicio.
Entre los meses de enero y febrero, en Venezuela han asesinado a nueve funcionarios de diferentes cuerpos de seguridad.
A subdirector de Polilara lo asesinaron en su casa
La muerte de José Gregorio Vera Berríos (49), le dio un duro golpe a la Policía del estado Lara. El hombre se desempeñaba como subdirector de Polilara desde enero de 2013, sólo estuvo en el cargo diez meses, pues en octubre de ese año el hampa le robó la vida.
El crimen ocurrió dentro de la vivienda del funcionario, ubicada en la calle 14 con avenida Los Abogados. Vera Berríos estaba junto a su amigo Andy Linárez. Ambos se bajaron de la camioneta y al ingresar a la vivienda fueron interceptados por dos hampones, quienes intentaron robarlos.
El comisionado de inmediato sacó su arma de reglamento e inició un intercambio de disparos que acabó con la muerte del funcionario, la de su acompañante y uno de los delincuentes.
Dentro de la vivienda quedaron los cuerpos. Las paredes tenían orificios por los impactos de bala, el delincuente que logró escapar se llevó dos armas de fuego, una que cargaba su compinche y la otra del comisionado.
La muerte del funcionario habría sido un intento de robo, esto según la información que aportó el Cicpc para ese momento.
«Vera Berríos era excelente funcionario, él debió ser director de Polilara. Un tremendo jefe, de él no hay quejas. Lamentable lo que le ocurrió», comentó un funcionario.
Dos años después de la muerte de Vera Berríos, murió Moisés Porras, funcionario del Cicpc adscrito al Eje de Homicidios del Cicpc.
El funcionario murió en medio de un enfrentamiento con uno de los delincuentes más buscado del estado Lara, alias el «Emilio».
En septiembre de 2015, en el sector Andrés Bello de El Cují, al norte de Barquisimeto, un intenso tiroteo que duró dos horas terminó con dos delincuentes muertos y un funcionario caído, a quien lo tomaron de rehén.
Militares son atacados a tiros
Dos sargentos de la Guardia Nacional Bolivariana fueron asesinados el viernes 11 de febrero en Maturín, estado Monagas. Murieron en medio de sus funciones.
Las víctimas eran Álvaro Martínez y Miguel Urbaneja Villarroel, ambos adscritos al Destacamento de Seguridad Urbana (Desur) Monagas. La unidad recibió una denuncia sobre el robo de una camioneta Pickup en el sector Los Cortijos.
Los sargentos Martínez y Urbaneja fueron enviados en una moto para darle seguimiento a la denuncia. Al llegar a Las Cocuizas, los sargentos lograron interceptar el vehículo robado, cuyos ocupantes iniciaron un intercambio de disparos con los militares.
Martínez fue herido a la altura de la cabeza, lado izquierdo y su compañero recibió un impacto a la altura del cuello.