Euseglimar Gónzalez | LA PRENSA.- “Le pedí plata para la comida de la niña y me dijo que no tenía, pero que iba a resolver en Quíbor”, le decía la expareja de Leonardo Pascual Carrasco González, a una mujer en las afueras de la morgue del hospital.
Anibiel Essi, expareja de Leonardo, llegó luego del mediodía desesperada a la morgue pidiendo información sobre los abatidos de Quíbor, pero los cadáveres no habían sido ingresados.
“No me explicó qué estaba haciendo Leo allá y metido en esa casa”, decía la mujer llorando. Se pudo conocer que Leonardo trabajaba como colector en una línea de transporte público. Deja huérfana a una niña de un año.
Ayer en la tarde llegaron a la morgue los familiares de los tres abatidos para reconocer los cadáveres.