Euseglimar González | LA PRENSA de Lara – Me dejaste sola y ahora qué voy hacer, Dios mío ayúdame!», era el desgarrador grito de la esposa de Witts Wiltric Piña Espinoza, de 54 años, quien fue asesinado de un disparo en la cabeza cuando un hampón trató de robarlo en la calle 21 de Barrio Unión.
Ayer a las 6:30 de la mañana Piña salió de su casa a bordo de su bicicleta, y a menos de una cuadra, un delincuente le gritó «quieto» y lo amenazaba con un arma de fuego, al parecer el hombre se resistió a que el tipo le quitara su medio de transporte y éste sin temblarle el pulso le disparó en la cabeza, dejándolo muerto y salió caminando hacia el barrio La Antena.
Vecinos de la comunidad contaron que apenas escucharon la detonación salieron a ver qué estaba pasando y fue cuando vieron a Piña en el medio de la calle. Los familiares del hombre de inmediato se acercaron hasta donde estaba y quedaron en shock.
El delincuente no se llevó la bicicleta ni ninguna otra pertenencia de la víctima, algunas personas que estaban en la calle contaron que el criminal corrió hacia el barrio La Antena, que queda muy cerca de donde ocurrió el homicidio.
«¡Ay, Dios mío, mi papito se durmió!», decía en medio del llanto una de las hijas del señor, y mientras acariciaba la mano derecha de su padre, se inclinó más hacia el cuerpo y le dio un beso en la mejilla.
Esa escena conmovió a todos los curiosos, quienes estaban sorprendidos por la muerte de Piña. Algunos lloraban porque decían que él siempre fue buen padre, esposo y amigo.
«Ese ladrón estaba muy nervioso, todo ocurrió muy rápido. El tipo después de dispararle se fue caminando. El Cicpc tiene que dar con él para que pague lo que hizo», comentó uno de los vecinos.
Funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc llegaron hasta el sitio del suceso para hacer las investigaciones sobre el crimen, el móvil que manejan es el de robo. La bicicleta de Piña quedó en la acera y sus familiares la agarraron.
Un allegado de la familia contó que Piña era taxista de la línea del Sambil y que manejaba un carro pequeño para hacer sus carreritas, pero debido a la falta de combustible, se trasladaba en su bicicleta a sitios cercanos de su vivienda, para hacer sus diligencias.
Durante la mañana el cuerpo de Piña fue trasladado por los «petejotas» hasta la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda.
Hampa alborotada
Vecinos de la comunidad contaron que desde que comenzó la cuarentena por el COVID-19, el hampa se alborotó.
«Ayer (miércoles) un choro trató de robarle una bicicleta a un señor, pero él no se detuvo y comenzó a pedalear más rápido. El hampa está haciendo de las suyas», comentó una vecina de la comunidad.
La comunidad pidió justicia por la muerte de Piña y que el delincuente pague por lo que hizo.
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