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Anaís Mendoza | La Prensa-. El perro Príncipe iba trotandito por la vía hacia El Roble, sector Las Agüitas. Con sus dientes llevaba algo en el hocico. “Príncipe, Príncipe suelta esa iguana”, le gritó una niña que se encontraba al borde de la vía comiendo mango con sus amigos.
¡Príncipe que sueltes esa iguana!, soltó una muchacha al momento que tiró una pepa de mango. Cuando el canino dejó lo que mordía los niños se dieron cuenta que era un brazo humano.
Esa parte del cuerpo humano que vieron las muchachas era de un hombre que estaba desaparecido desde el pasado sábado. Se trataba de Édgar Alexander Gutiérrez Alvarado (38), un taxista que fue visto por última vez el sábado a las 4:00 pm cuando fue a llevar a su hija a su casa en Pueblo Nuevo, desde entonces no supieron más nada de él.
El cuerpo del taxista estaba en el fondo de un barranco en la vía principal de El Roble, sector Las Agüitas. Los vecinos, al ver el brazo en la calle, llamaron a los funcionarios del Cicpc, quienes llegaron al lugar y comenzaron a buscar el cuerpo de Gutiérrez.
“Príncipe es el perrito de este sector al cual todos le damos comida, él traía ese brazo”, dijo la joven sorprendida que vio al perrito jugando con el brazo de Édgar.
Cuando llegaron los funcionarios de la Policía Científica se percataron que el cuerpo del taxista estaba en el fondo del barranco. Cinco de ellos bajaron con mecate en mano, pues la vegetación y la lluvia que cayó hizo tediosa la labor de sacar el cadáver del hombre.
Ya era de noche cuando pudieron sacar el resto del cuerpo de Édgar, que vestía unos pantalones jeans, zapatos negros y estaba sin camisa. Su cabeza fue comida por los perros de la zona hasta la mitad de su cuerpo, quedaron expuesta sus costillas y parte de sus órganos.
La familia del hombre colocó la denuncia por la desaparición de Édgar ante los organismos policiales, incluso pegaron papeles dando número de teléfonos por todo los alrededores de la calle 58 con carrera 15, donde vive la familia del fallecido.
La señora Ligia Román, suegra de Édgar, no podía creer la muerte de su yerno, consideraba que no debió morir así.
“Ese muchacho era buen padre y tranquilo, no lo puedo creer, pobre Édgar”, dijo la señora con lágrimas en los ojos.
Otros familiares detallaron que a la víctima le robaron su carro modelo Spark ese mismo sábado, pero que la Policía lo había encontrado ayer lunes por los alrededores de la avenida Vargas sin la batería, y el reproductor.
Por lo devorado que estaba el cuerpo de Édgar, la Policía no pudo corroborar si le dispararon. Se desconoce cómo pudieron matarlo. Sin embargo, una joven del sector El Roble dijo que escuchó dos disparos el pasado sábado a las 4:00 de la tarde, pero que no vieron más nada.
Funcionarios de la Policía Científica comenzaron a investigar el caso.