jueves, 3 octubre 2024
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Cinco jóvenes masacrados y el crimen queda sin culpables

Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.- Aunque han pasado cinco años y seis meses, habitantes de El Ujano recuerdan la macabra escena que se observó aquel sábado 21 de noviembre de 2015 debajo del puente Las Margaritas de El Ujano. Cinco cuerpos estaban apilados y bañados en sangre, habían sido masacrados.

Esa mañana, un hombre iba a bordo de un carro, al pasar por debajo del puente, una zona desierta, donde reina la basura y el mal olor observó a un joven pidiendo ayuda, estaba malherido.

El conductor al acercarse se percató que estaban unos cadáveres, todos estaban bañados en sangre, con muchas preguntas, pero horrorizado por lo que estaba viendo le prestó ayuda a un joven de 17 años, sobreviviente de la masacre y que tenía un disparo en la cabeza. Lo trasladó hasta el Hospital Militar, centro de salud que se encontraba más cercano al lugar del suceso.

El hombre alarmado de inmediato avisó a la Policía y poco a poco más personas se fueron acercando para saber a quién habían asesinado. Eran los hermanos Horta y dos de sus amigos las víctimas, todos presentaron heridas por arma de fuego en varias partes del cuerpo.

El viernes en la noche las hermanas Horta, de 14 y 18 años de edad, salieron de su casa, en José Gregorio Bastidas junto con una amiguita de la adolescente rumbo a una fiesta que se celebraría en una vivienda del barrio Los Libertadores, ubicado a unos 30 minutos a pie, desde donde salieron las jóvenes.

En la casa en donde se celebraría la fiesta, supuestamente, hacían matiné ( Fiesta , reunión o espectáculo que se realiza en la mañana o en horas de la tarde) todos los fines de semana. Para ese entonces muchos contaron que lo que se veía en la casa era alcohol y droga.

En la fiesta estaba un adolescente de 17 años, quien era amigo de las jóvenes. La rumba estaba encendida, y se prolongó hasta la madrugada. La madre de las hermanas Horta le pidió a su hermano Freddy Horta Arriechi, de 20 años, que saliera a buscarlas porque ya era tarde.

Eran las 2:00 de la madrugada cuando Freddy llegó por sus hermanas, se reunió con ellas y dos amigos más, pero justo en ese momento, un tipo llegó buscando a un joven, que al parecer estaba en el grupo donde estaban los hermanos Horta.

El tipo los sacó de la casa, donde estaba la rumba encendida, y fue cuando los masacró, todos recibieron disparos en varias partes del cuerpo. Vecinos del sector escucharon las ráfagas de disparos pero por miedo no salieron a ver qué había pasado, pues temían que algo malo les pasara.

Cuatro horas

En la masacre no solo actuó una persona. Tras tirotear a los jóvenes, los cuerpos fueron llevados hasta Las Margaritas de El Ujano, sitio en donde liberaron los cadáveres junto al menor que también resultó herido.

Cuatro horas después que ocurrió el tiroteo, fueron hallados los cuerpos. Los criminales se ensañaron con las víctimas, a Freddy le dispararon tres veces uno en la costilla derecha, hombro y cuello, el otro joven recibió una intercostal derecho y pecho. Mientras que una de las adolescentes de 14 años presentó una herida en cuello y oreja derecha.

De las hermanas Horta se supo que la de 18 años recibió un impacto en el pecho y el hombro izquierdo. A su hermana de 14 años le dispararon en la cabeza.

Las jovencitas andaban vestidas con short cortos, una de ellas cargaba un top, dos de las víctimas estaban descalzas, mientras que la otra llevaba puesta unas chancletas y unas tobilleras, mientras que Freddy tenía sus zapatos de goma puesto y el otro menor asesinado también estaba descalzo.

«Todo parecía mentira. Muchas personas llegaron hasta el sitio no podían creer que a unas personas empezando a vivir, les quitaron la vida de la manera más cruel», comentó un habitante de la comunidad.

Pasadas las 8:00 de la mañana de ese amargo sábado, los familiares de las víctimas comenzaron a llegar a la escena del crimen. Los gritos eran desgarradores.

Los primeros en llegar fueron los familiares de los hermanos Horta, el momento más desgarrador fue cuando su madre se acercó a los cuerpos, se dio cuenta que sus tres hijos estaban muertos.

«No mi niña, tu no, párate de ahí», era lo que gritaba la desconsolada mujer y al mismo tiempo lloraba la madre de una de las adolescentes de 14 años.

«Como todos los muchachos que son rebelde y le gustaba las fiestas, pero acabar con la vida de ellos de esa forma es del diablo», comentó un vecino de la zona.

Miden poder

La vida de cinco jóvenes fue truncada por el ensañamiento de criminales, que según expertos quisieron medir su «poder» hamponil y los masacraron.

Freddy Horta, había cumplido el año en el servicio militar del Ejercito Bolivariano, en la 14 de Brigada. Le faltaba pocos meses para graduarse. Sus familiares lo describieron como un muchacho sano y que solo le gustaba divertirse, pero que el día que ocurrió la masacre él salió en la madrugada a buscar a sus dos hermanas, pues el permiso de ambas era hasta las 12:00 de la medianoche.

Mientras que las otras hermanas, Yohana Kareli Horta, de 18 años, era estudiante de bachillerato, mientras que la menor de los Horta apenas cursaba el segundo año de educación básica.

A Yohana sus familiares le decían cariñosamente la «Gorda», mientras que a la menor le decían «Catira», pues era la más blanca de sus tres hermanos.

La tercera víctima, una joven de 14 años, era muy amiguita de la que la igualaba en edad. Mientras que de la otra víctima era estudiante y quería ser Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

El día del hallazgo de los cuerpos, muchas de las personas lo tildaron de mala conducta, sin embargo su madre desmintió todo lo que decían de él y sostuvo que a su hijo le gustaba andar bien vestido y con zapatos de marca.

«Quizás la muerte de mi hijo ocurrió por envidia», fue parte de lo que dijo hace cinco años la madre del adolescente, cuando acudió a LA PRENSA.

Masacrados

A los jóvenes los asesinaron con descarga de escopeta, según contaron las fuentes policiales ese año. Cuando los funcionarios del Eje de Homicidios arribaron a la escena del crimen comenzaron hacer las experticias minuciosamente, revisaron cada detalle en los cuerpos.

A cada uno les chequearon las manos, las heridas y peinaron todo el sitio para determinar si ese había sido el sitio de liberación de los cuerpos o el de ejecución.

«Los ‘petejotas‘ duraron mucho tiempo en el sitio. A los cuerpos se los llevaron casi al mediodía. Pero& ; pasados los días no supimos qué pasó y si a los responsables los atraparon», comentó una señora residenciada en El Ujano.

¿Caso cangrejo?

Tras la masacre, funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc iniciaron con las investigaciones, pues eran muchos eran los rumores que se decían. El móvil de ajuste de cuenta fue el que más se asomaba en el caso, debido a que, presuntamente, cuando los matones llegaron a la casa, en donde era la fiesta, llegaron preguntando por una persona y tras eso comenzaron a disparar en contra de los jovencitos.

Para ese año, se supo que seis tipos, presuntamente, estaban implicados en el crimen de los muchachos. Entre los apodados resaltaba el de el «Leonard‘, conocido también como el «Catire» y que era un hampón de varios sectores de Tierra Negra, además que pertenecía a una banda delictiva dedicada al hurto, droga y homicidios.

Aunque fue un caso que conmocionó a todo el estado Lara, poca fue la información que las autoridades de la región aportaron sobre este crimen y después de cinco años, aún hay preguntas sobre la masacre. ¿Están detenidos?, ¿Fueron identificados plenamente?, ¿Cuál fue el motivo por el que los asesinaron?, son parte de las interrogantes que se hacen los habitantes de la zona.

Casa marcada

La vivienda en donde todos los viernes iniciaba la rumba, en Los Libertadores, presuntamente, fue el sitio en donde se originó la plomazón y donde murieron los jóvenes.

La parte externa de la casa quedó como un «colador» por los impactos de bala. Los funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc investigaron cómo fue que los cuerpos fueron hallados debajo del puente que comunica con Las Margaritas en El Ujano.

Habitantes de la zona contaron que en la vivienda donde ocurrió el tiroteo, todos los fines de semana se formaban las rumbas y lo que se veía eran alcohol y supuesta droga.

Aunque muchas personas sabían que en la vivienda había peligro siempre, por la cantidad de jovencito que se metían a tomar. Algunos de los adolescentes que llegaron a la escena del crimen hasta comentaban entre ellos que allí se veía hasta sexo entre los muchachos.

Las fiestas matiné, que se realizan desde la tarde donde hay música con alto volumen, ingesta de bebidas alcohólicas y entrada de menores de edad, era común en Los Libertadores.

Meses después del atroz crimen, un hombre resultó muerto en un enfrentamiento contra funcionarios del Cicpc y según fuentes policiales era uno de los implicados en la muerte de los jóvenes, pero se desconoce la identidad del caído.

Durante el año 2015 se cometieron 887 crímenes en el estado Lara y uno de los casos que más se recuerda es el quíntuple homicidio ocurrido faltando menos de dos meses para que se acabara el año.

 

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