Euseglimar González | LA PRENSA.- Bajo la mirada policial. La tarde del miércoles asesinaron a un transportista en el distribuidor San Francisco, en la avenida Florencio Jiménez. La unidad era sometida por un trío de criminales y como el conductor opuso resistencia, le dispararon. La familia denunció que los policías no hicieron nada para detener a los matones.
A las 5:40 de la tarde, tres tipos abordaron un ruta 16 que era conducido por Rafael de Jesús Quintero González (40). Los hombres se subieron a la unidad por el Cementerio Municipal mientras el ruta iba full de pasajeros. No habían pasado ni 10 minutos de recorrido por la Florencio Jiménez, cuando uno de los choros dijo “quietecitos, esto es un atraco”.
Supuestamente, a Rafael lo apuntaron con un arma de cañón corto y lo sometieron a que siguiera el recorrido sin detenerse. Los choros pretendían desviar la ruta y llevárselo hasta la Circunvalación Norte; presumen que era para robar a todos los pasajeros y desvalijar la unidad.
Cuando transitaban por el Distribuidor San Francisco, sentido este-oeste, uno de los malandros que tenía sometido al transportista le exigió que cruzara y se metiera hacia la Circunvalación y él se negó. Rafael cruzó el volante hacia el lado izquierdo y saltó la isla, la buseta quedó cerca del puesto policial del distribuidor. Fue en ese momento en el que el malandro le disparó en el intercostal derecho, luego de cometer el crimen se bajaron corriendo.
Rafael le dio chance de frenar, el torso de su cuerpo se fue hacia adelante y quedó sobre el volante, mientras que por la camisa se le notaba la sangre. El hermano menor de Rafael andaba con él, era el colector, cuentan que trató de pedir ayuda a los funcionarios.
“Los policías no hicieron nada. El ruta quedó cerca de los funcionarios y ellos no pudieron hacer nada para detener a los malandros”, dijo en medio del llanto Lourdes Quintero, tía de Rafael.
A Rafael lo trasladaron de inmediato para el Seguro Pastor Oropeza, pero fue ingresado sin signos vitales. El chofer había salido a trabajar pese al paro de transporte que está desde el lunes, la familia explicó que necesitaba dinero para comprarle el medicamento a su papá, que es diabético.
“Me mataron a mi muchacho, al consentido, mi guardaespaldas, el que me ayudaba en todo”, decía Lourdes mientras lloraba desconsoladamente.
Rafael tenía más de doce años trabajando como transportista, lo hizo por mucho tiempo en la Ruta 13 y desde hace cinco años trabajaba en la 16. Transportistas del Sindicato Automotor describieron a Rafael como un buen amigo, siempre le tendía la mano a los demás compañeros sin importar de qué ruta eran.
La tía contó que Rafael le tenía mucho miedo a los malandros y por eso a las 6:00 de la tarde era el último recorrido que daba.
“Él no podía escuchar un disparo porque de una vez corría a resguardarse. Le tenía miedo a la delincuencia”, recuerda con tristeza Lourdes.