Jennifer Orozco | LA PRENSA.-El cuidador de una finca fue asesinado la madrugada de ayer, luego de que unos tipos se metieran a robar. La supuesta escopeta que tenía el guachimán Richard Mayor Alvarado (36), desapareció del sitio.
La finca de “Los hermanos Sosa” ubicada en El Paují, caserío El Toro de El Eneal, municipio Crespo, es tan grande que está dividida en cuatro áreas.
Al entrar, se ve un potrero a mano izquierda y a mano derecha un sembradío. Subiendo, está una pequeña casita y del otro lado un “cuartico” de unos 6 metros cuadrados. Allí guardan máquinas y herramientas. Ese sería el objetivo de los malandros al entrar.
También hay animales de cría, cochinos, vacas y chivos en el terreno. Richard cuidaba la finca desde las 6:00 de la tarde hasta las 6:00 de la mañana, de lunes a viernes.
El martes no fue la excepción. Llegó a su hora de trabajo y comenzó a recoger los animales para meterlos en sus espacios cercados. El hombre le dio una vuelta a todo el terreno y no encontró irregularidades y luego se metió al “cuartico”, donde escuchaba radio.
Al parecer, durante la madrugada, los hampones irrumpieron en la finca. Los vecinos no escucharon si a pie o en moto. Richard estaba solo. Lo que se presume es que una vez adentro, los malandros buscaron violar el cercado de púas para entrar a donde estaba Richard; en ese momento, por los ruidos que escuchó, salió a ver qué pasaba.
El guachimán con la escopeta en mano, supuestamente, precisó a los hampones quienes al verlo le dispararon primero. Richard presentó un balazo mortal en la frente y quedó afuera del “cuartico”.
El cuerpo sin vida y ya rígido fue hallado por uno de los propietarios de la finca a las 8:00 de la mañana de ayer. Richard vestía un pantalón negro, una chemise azul cielo y botas de seguridad negras.
El dueño al ver que era el vigilante muerto, llamó inmediatamente a la policía de El Eneal. El hombre como pudo se comunicó con la familia de Richard, quienes llegaron al sitio horas después. Los hampones no se llevaron más que la escopeta y huyeron.
Richard tenía seis meses trabajando con “Los hermanos Sosa”. Siempre había sido vigilante. Hace siete meses se había retirado de un trabajo que, al parecer, estaba en una zona riesgosa y aceptó laborar en la finca porque el sector era tranquilo.
Se había convertido en personal de confianza de los propietarios pues era responsable y honesto. El dueño de la finca estaba bastante triste mientras veía el cuerpo sin vida de Richard.
El compañero de guardias de Richard, quien se identificó como Frank, contó que él sólo trabaja en la finca viernes, sábado y domingo y que ahora temía por su vida, pues los hampones estaban haciendo de las suyas en el sector, que además por ser de carretera de tierra y oscuro, las patrullas de la policía no entran de noche.
Su compañero de trabajo dijo que Richard era buena persona y tenía mucha experiencia en vigilancia. Richard era de Duaca, soltero y no tenía hijos, pero estaba a cargo de sus padres y sus sobrinos.