Jennifer Orozco | LA PRENSA.- Sangre, dolor y lágrimas fue el escenario de una estrepitosa caída que sufrió un albañil mientras trabajaba en una construcción, en la carrera 18 entre calles 43 y 44 ayer a las 9:30 de la mañana.
Ismaldo José Gómez, de 48 años, maestro de obras, entró a su trabajo ayer a las 7:00 de la mañana. Se colocó blue jean, franelas y botas de goma para comenzar a batir cemento.
Luego de hacer algunos arreglos en la planta baja del edificio en construcción montó el guinche, que es una especie de andamio con una tabla suspendida con mecates junto a un compañero albañil.
A pesar de saber los riesgos, ni Ismaldo ni su compañero se colocaron cascos ni otros equipos de protección. Al subirse al guinche, estando en el cuarto piso del edificio, a 40 metros del suelo, comenzaron a moverse para aplicar el friso con el cemento que habían batido.
Pero en un movimiento brusco de los hombres el guinche se soltó por uno de los lados. Ismaldo cayó al suelo de tierra, quedando inconsciente por el fuerte golpe en la cabeza. El compañero del trabajador se quedó guindando de uno de los extremos del guinche y logró bajarse sin sufrir daños.
Mientras tanto, Ismaldo estaba en el piso y al reaccionar después del golpe se quejaba del dolor, pero no podía moverse. Sus compañeros de inmediato llamaron a su jefe que estaba haciendo papeleos de permiso para el edificio.
También se comunicaron con el Servicio de Emergencias 171, quienes llegaron al sitio en 10 minutos, pero sólo motorizados pues no cuentan con ambulancia actualmente.
Los paramédicos le prestaron los primeros auxilios y lo inmovilizaron subiéndolo a la cabina de la camioneta de su jefe, quien condujo hasta el Hospital Central, donde Ismaldo ingresó de emergencia.
Una hora después, se le hicieron placas al hombre y esperaban a un traumatólogo para determinar qué fracturas podría tener. El albañil fue dejado bajo observación en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Central hasta tanto no se determine los daños neurológicos que pudo sufrir.
El jefe de la obra, a quien le temblaban las manos al momento de trasladar a su empleado, contó que Ismaldo tiene más de seis meses contratado en la obra y aunque es muy buen trabajador no acata las normas de seguridad.“Uno les dice que se pongan el casco, los guantes, los arnés, porque les compré de todo, pero no hacen caso”, comentaba el señor.
Familiares llegaron con lágrimas en los ojos y al cierre de esta edición esperaban un diagnóstico favorable.