Osman Rojas | LA PRENSA.- Morirse en Lara es un espectáculo indigno. En cuanto un cuerpo traspasa el umbral de la morgue del Antonio María Pineda inicia una odisea casi imposible de narrar.
Frente a la mirada impotente de los trabajadores la descomposición se acelera. Las neveras o enfriadores que deberían preservar el cadáver para evitar su corrupción marchan a media maquina. Aunado a eso, los morgueros deben lidiar con la ausencia de guantes e insumos básicos de limpieza dentro del servicio.
«Lo que ven es lo que hay», dice con resignación un trabajador, mientras señala el portón negro de la sala patológica. «Lo que más preocupa es la falta de guantes para preparar un cuerpo. Los familiares a veces se enojan y dicen que nosotros retrasamos todo y que somos unos sinvergüenzas pero la verdad es que aquí se trabaja con las uñas», dice la fuente.
La indignación de los trabajadores y familiares se deja ver con tan solo caminar por los alrededores de la morgue. «Si los vivos pasamos trabajo los muertos están en el último escalafón. Al Gobierno no le interesa mantener las salas patológicas y eso es innegable. Este servicio da pena ajena», denunció la señora Adelaida Tabata, mientras esperaba porque entregaran el cuerpo de su hermano a las afueras de la morgue.
Las condiciones del servicio son tan críticas que los morgueros han recurrido a los familiares para conseguir insumos elementales como sutura o agujas para poder trabajar los cuerpos. “Hay una realidad que no se puede ocultar. Cada vez es más cuesta arriba para nosotros realizar un buen trabajo. Las condiciones no están dadas para preparar un cuerpo”, admite uno de los morgueros, quien además confiesa que “en más de una ocasión se ha entregado un cuerpo mal preparado por culpa de la crisis”.
A medias
Hace un mes el Gobierno nacional empezó con la remodelación de la morgue; sin embargo, lejos de mejorar el servicio las cosas han empeorado. Las puertas de hierro del deposito fueron sustituidas por unas de madera y estas en menos de dos semanas se dañaron por el uso.
Además los trabajadores aseguran que los aires acondicionados se dañaron lo que hace que el olor sea insoportable en las tardes.