Nelson Altuve | LA PRENSA DEL TÁCHIRA.- Como si se tratara de un delito ayudar al prójimo, fundaciones, organizaciones e incluso particulares están siendo amenazados en el estado Táchira por ayudar a los cientos de caminantes que están huyendo de la crisis. Tal es el caso de los integrantes de una iglesia cristiana ubicada en la vía Belandria que denuncian que funcionarios policiales les advirtieron que no podían seguir atendiendo a los migrantes con comidas porque eso se trataba de un delito dentro de la cuarentena.
Desde que comenzó el nuevo éxodo de migrantes iglesias, comunidades y particulares se han organizado para darle una mano a estas personas que decidieron contra todo riesgo salir a ofrecer una ayuda a quienes empujados por las malas políticas gubernamentales decidieron dejar todo atrás y salir del país.
Oswaldo Cáceres defensor de los Derechos Humanos y que en la actualidad pertenece a Fundaredes aseguró que estas acciones están haciendo mucho daño porque la solidaridad que ofrecen las personas sin ánimos de hacer daño, se está viendo comprometida.
«Estamos haciendo un registro de todas las acciones que se están ejerciendo y nos preocupa que en medio de este trabajo existan personas que aunque quisieran ayudar no lo quieren seguir haciendo por miedo».
Manifestó que detrás de la denuncia de los cristianos se esconden otras personas que están identificadas como colectivos que se están dando a la tarea de amenazar, no solo a quien está ofreciendo la ayuda, a los migrantes y a toda la colectividad tachirense que quiere ayudar.
Con toda esta situación, afirmó Cáceres se están vulnerando los derechos que tienen todos los venezolanos de querer irse del país, «un país que no ofrece una educación digna, que no ofrece un trabajo digno».
«En medio del registro nos hemos encontrado con personas que nos han manifestado que no podían enviar a sus hijos a las escuelas porque quien le estaba dando la educación estaba a su vez, dando 10 materias más y muchas veces no habían docentes».
Ante esta realidad, hizo un llamado a las autoridades nacionales a que «se pongan la mano en el corazón. Que les permitan a las personas que están migrando a que se vayan del país, ellos lo hacen ante la grave crisis humanitaria compleja y tienen derecho a habitar en otra lugar del planeta».
Inventan métodos
Los miembros de la iglesia cristiana rechazaron las acciones de los funcionarios y continuaron sus labores «a escondidas» para no dejar de darle un plato de comida a quienes huyen de la grave crisis económica y social del país.
Su obra de caridad deben hacerla como tal cual un delincuente, como si se tratase de un delito muy grave, ya que la advertencia de los funcionarios policiales les quiso dar a entender que no lo podían hacer.
«Nos dicen que no podemos estar entregando comida a las personas, que debemos irnos del lugar, que eso está prohibido y que cometemos un delito». agrega una de las damas presentes.
«En nombre de Cristo, solo queremos hacerle más liviana la carga y el sacrificio que hacen para llegar a su destino«. agrega Cristina Chacón.
A pesar de la advertencia no se dan por vencidos ya que su única motivación es poder paliar un poco el hambre y la miseria con la que los migrantes están caminando a la frontera. La manera como han decidido trabajar en pro de los caminantes es colocando una persona en un lugar estratégico de manera que esta pueda avisar oportunamente cuando una comisión policial va en camino por el lugar.
«Está uno de nosotros pendiente en la carretera más abajo, para que nos avise y nosotros metemos a los migrantes, un poco menos visibles de la carretera, y de esa manera le damos, según la hora, una comida, alimentos».