Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- El bajo ingreso en la familia abre paso a la caridad e incertidumbre de una lejana alimentación balanceada, así lo expresa la organización HumVenezuela, al arrojar que subió de 10,3 a 12,3% los hogares que recibieron alimentos donados en el año 2023. Destacan la incertidumbre y preocupación de la gente por la caída del poder adquisitivo, la deserción escolar de los hijos que buscan ayudar con los gastos del hogar y los riesgos de limitarse a una dieta que sólo calma el hambre y hasta suprimir alguna ración por falta de comida.
El informe de cierre de año es desde marzo 2022 hasta noviembre 2023, en una muestra de 20 estados y refiere la existencia del abastecimiento de alimentos, pero el problema es que no alcanza el dinero cuando hay un déficit de 72,4% de ingresos para comprar. De allí se desprende que 20,1 millones de venezolanos viven con necesidad y 14,2 millones en situación crítica.
«Hay productos, pero seguimos sin poder adquisitivo», se queja Gerardo Pastrán, titular del Proyecto Juvenil Misionero (Projumi), señalando que en esas comunidades rurales suelen tener familias numerosas, de los cuales 2 son niños pequeños y 8 deben resolver para asegurar la comida. «Lo más triste es esa decisión tan negativa de la deserción de menores que suelen abandonar sus estudios por la necesidad de contribuir con los gastos de la casa», lamenta porque se trata de montos que sólo alcanzan para comprar pocos alimentos, sin la posibilidad de adquirir un «mercado» que alcance durante una quincena.
Projumi tiene dos comedores donde atiende a más de 80 personas en condición de calle en Barquisimeto y en Boro de El Tocuyo llegan a 60 niños y más de 45 pacientes encamados. «Pero el resto de organizaciones o grupos que ayudan deberían llevar el control de talla y peso», sugiere para un verdadero impacto en los requerimientos del organismo.
Puede ampliar esta información en nuestra edición impresa de este miércoles 17 de enero.