María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Adquirir un carro, una casa, realizar viajes y concretar algunas compras eran tan sólo algunos de los lujos que podía darse un profesor de educación inicial, básica y bachillerato al recibir el pago de ciertos bonos vacacionales o de navidad. Con el ingreso salarial podían hacer un mercado para todo un mes y aún así les quedaba dinero suficiente para disfrutar. Pero estas escenas sólo quedaron en los recuerdos de los docentes, quienes desde 1998 hasta el 2022 han visto cómo su salario se reduce hasta en un 79%, dependiendo de la categoría, lo que impide que puedan alimentarse de manera correcta o comprar tratamientos médicos.
Para el gremio este es un panorama grave y deprimente, pues consideran que luego de ser una de las profesiones más respetadas en el país por su preparación y estudios, hoy está al borde de la indigencia, pues sus beneficios han ido mermando y no pueden mantenerse sólo con su salario. Se ven obligados a pedir ayudas a familiares o buscar una entrada de dinero extra en el comercio informal.
Hace 24 añ;os, un profesor ubicado en la categoría de docente I podía ganar 344 dólares, hoy sólo devenga 73.91 dólares de salario base, es decir, registra una reducción del 78% del salario. En el caso de la escala de docente VI, en 1998 podían devengar $496, la cifra que ganan hoy cayó un 79% y el ingreso apenas llega a $100.99.
«La profesión docente está en indigencia, el sueldo no alcanza para comer bien, mucho menos para gastos de tratamientos médicos, rezamos para que no suceda una emergencia», expresó Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores, al lamentar que los beneficios laborales estén siendo pisoteados por el patrono. «El Ministerio de Educación en lugar de honrar los compromisos, lo que hace es burlarse de los reclamos», dice.
Asegura que el reclamo que mantiene el gremio no se trata de un capricho, «son beneficios que están establecidos en la contratación colectiva». Señ;ala que frente a la crisis país el gremio no se puede conformar sólo con tener el ingreso de una quincena, porque este es insuficiente para la compra de comida, vestido, pago de servicios y cubrir gastos familiares, en caso de ser cabeza de hogar.
Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), en el mes de junio la canasta alimentaria se ubicó en 459,84 dólares, es decir, que un docente de la categoría I sólo puede adquirir un 16% de los productos, mientras que aquellos de la categoría VI, que es la más alta, sólo compran un 21% de los alimentos, dejando de cumplir con el esquema nutricional.
Olvidados