LA PRENSA de Lara.-& ; Un viejo adagio destaca: «el Táchira hace lo que el Táchira quiere«. Se refiere a que cuando hay empeño, dedicación y ganas de salir adelante, todo se puede y, eso pasa en la Resbalosa, zona rural de Fernández Feo donde hasta su propio medio de transporte han construido.
& ; & ; Augusto Medina | LA PRENSA del Táchira
Sin hacer gala de tecnología avanzada, unas 30 familias que viven del agro, decidieron retar la bravura del Río Frío , instalando una guaya de más de 150 metros, encaramándole un «cajón» de hierro con un par de rieles y cruzar como una bala el peligroso trayecto.
El rudimentario pero veloz método de transporte, está funcionando desde hace más de 15 años, cuando se reunieron y decidieron pedir ayuda al entonces gobernador César Pérez Vivas quien con Yoel Sandoval en Corpointa les «dieron la mano», para que se concretar el proyecto por donde pueden pasar con menos peligro que cuando se lanzaban a las turbulentas aguas.
Dicen que fueron muchas vidas las que se perdieron, a veces, no tanto por ser arrastrados por la corriente, sobre todo cuando esta crecido, sino por la contaminación que adquirieron ya que son aguas que se conectan con otros ríos que vienen putrefactas.
& ;Los más antiguos, conocen el sistema como «Zarando» al colocar un canasto colgando sobre una cuerda y lanzarse río abajo, pero allí en La Resbalosa, sólo le llaman el cajón y los más jóvenes que ya van a la escuela les pusieron el «Cajón Express».
Les falta un mecate
Las más de 30 familias que bien enclavados en la montaña del otro lado del Río Frío, producen queso, leche, guineo, plátano, yuca y todo tipo de verduras y hortalizas, el único transporte que tienen para sacar sus cosechas es el «cajón», al que afirman les falta un mecate adicional.
Explican que teniendo unos 200 metros de mecate, el cajón sale del lado de la Troncal para la montaña y lo pueden halar para otro u otros pasajeros, y no tener que esperar hasta que alguien más, salga y pueda regresarlo.
& ;El cajón tiene una capacidad de cuatro pasajeros o el equivalente en carga a 150 kilos, dicen que es resistente, pero sobre todo las damas sienten igual miedo cada vez que cruzan el río.
«Me encomiendo a Dios»
La señora Josefa, con su hijo venía de hacer mercado, relató que cada vez que se sube al «cajón» siente miedo, «me toca encomendarme a Dios porque ya son varios los golpes que me he dado y cuando el río está crecido más miedo me da».
Dijo que el transporte creado por ellos, lo utiliza cada ocho días porque afirman no hay dinero para salir todos los días del campo, amén del miedo que naturalmente siempre sienten cada vez que piensan en el Express.
José, un baquiano del lugar, hizo un llamado a quien quiera ayudarlos a conseguir los más de 150 metros de mecate para ver en qué alivian a esta familia que son ejemplos del Táchira aguerrido que dejan constancia del adagio de que: «el Táchira hace lo que el Táchira quiere» al construir con sus propios medios el único medio de transporte que los lleva como una bala, metidos en un cajón hasta sus hogares en plena montaña.
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