EFE | LA PRENSA DE LARA.- Entre lágrimas, dolor y esperanza, decenas de familiares de víctimas de desaparición forzada peregrinaron este martes por el camino polvoriento que conduce a los hornos crematorios de Juan Frío, usados hace 23 años por los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) para desaparecer a cientos de personas, y exigir respuestas sobre sus seres queridos.
Juan Frío es un caserío de Villa del Rosario, en el departamento de Norte de Santander, a orillas del río Táchira, que en esa zona marca la línea de frontera con Venezuela.
Durante la caminata hacia los hornos, Nohora Selene exhibió la foto de su esposo, Sergio Barragán Delgado, a quien busca desde el 24 de octubre del 2017 cuando desapareció en el sector La Parada, caserío colombiano fronterizo con la ciudad venezolana de San Antonio del Táchira, mientras trabaja como taxista.
«La única información que tengo, la que me dijeron sus compañeros, es que recogió a unos pasajeros hombres y no supieron el rumbo que tomó, pues ni el taxi apareció», dijo la mujer a EFE con los ojos llorosos mientras aseguraba que no pierde la esperanza de saber dónde está porque desde hace seis años no tiene tranquilidad ni paz.
La pérdida de un hijo
Detrás de Selena estaba Carmen Cecilia Torres, de 65 años de edad, quien perdió el rastro de su único hijo, Sergio Abril Torres, en una de las trochas entre Colombia y Venezuela mientras trabajaba como mototaxista.
«Me lo quitaron hace 13 años, me dejaron sola», dijo esta mujer con el alma destrozada y a pesar de eso sacó fuerzas para cantarle el cumpleaños que, si estuviera vivo, celebraría el próximo domingo 30 de julio.
Con consignas como «Vivos se los llevaron, vivos lo queremos» o «Verdad, justicia, reparación y no repetición», las mujeres reclamaron información sobre el paradero de esposos, hijos, tíos, papás y hermanos.
Este «Primer encuentro de víctimas de desaparición forzada transfronteriza» fue promovido por la Fundación Progresar, que trabaja por los derechos humanos, y la Gobernación de Norte de Santander.
«Es un acto simbólico dirigido por las mismas familias que tienen a sus seres queridos desaparecidos en contextos transfronterizos y que fueron víctimas de los grupos armados ilegales, asesinados y cuyos cuerpos fueron desaparecidos, la mayoría, en territorio venezolano», dijo a EFE Wilfredo Cañizares, defensor de los derechos humanos.
Carta a Petro
Las familias también pidieron que los tengan en cuenta en las reuniones a nivel nacional sobre desapariciones forzadas en la zona de frontera y leyeron parte de una carta que le enviarán al presidente de Colombia, Gustavo Petro.
«En los últimos 25 años centenares de personas, incluidos nuestros seres queridos, han sido arrebatados de nuestras vidas por grupos armados ilegales colombianos y sus cuerpos abandonados en territorio venezolano. Nuestra tragedia se ha visto agravada por la invisibilidad y falta de respuesta estatal que ha rodeado la búsqueda de los desaparecidos en la zona fronteriza durante tantos años», señala la carta.
En la misiva, los firmantes expresan a Petro que ven «con fe y esperanza», su decisión de avanzar en acuerdos con Venezuela que permitan buscar y encontrar a los desaparecidos.
Miyerlander Barreto es una de esas personas y desde el 19 de septiembre de 2018 busca a su hijo Andrés David Laguado Barreto, de 23 años.
Barreto cuenta que aún tiene en su mente la última vez que lo escuchó decirle «que le guardara el almuerzo, pero nunca llegó» porque fue víctima de desaparición forzada en una de las trochas entre Cúcuta, Colombia, y la ciudad venezolana de Ureña.
Al dolor de su madre, que se desmayó en el acto de hoy, se le unieron las demás familias que trataban de darse consuelo mutuamente mientras repetían: «No descansaremos hasta que conozcamos el paradero de cada uno de los desaparecidos».
Información: EFE