LA PRENSA de Lara | Agencias.- Cercado por las protestas, denuncias de fraude electoral y amotinamiento en los cuerpos policiales, el presidente de Bolivia, Evo Morales renunció a su cargo ayer en la tarde. El anuncio generó una celebración masiva en las calles de las principales ciudades del país.
Más temprano, Morales había convocado a elecciones generales con el objetivo de bajar la violencia en su país, sin embargo, las protestas que se mantenían activas desde hace al menos 15 días, no bajaron la intensidad.
La decisión fue anunciada después de que el comandante general de las Fuerzas Armadas, Williams Kalimán, y el de la Policía Nacional, Vladimir Calderón, le solicitaron que diera un paso al costado para desactivar la crisis política y social. «He decidido, escuchando a mis compañeros (…), a la Iglesia católica renunciar a mi cargo de la Presidencia», dijo Morales. «La lucha no termina acá», advirtió con la voz entrecortada por momentos, para insistir en su denuncia de un «golpe cívico, político y policial» instigado por «grupos oligárquicos que conspiran contra la democracia».
Aseguró que estará en Cochabamba, tras una serie de rumores sobre su salida del país. «No tengo por qué escapar, no he robado nada«.
Antes del anuncio, el ahora expresidente tomó un vuelo de La Paz, a Cochabamba, acompañado del vicepresidente Álvaro García Linera, quien también renunció.
Morales explicó que su decisión fue tomada «para que (Carlos) Mesa y (Fernando) Camacho no sigan persiguiendo a mis hermanos, dirigentes sindicales«.
En horas de la noche, anunció que «un oficial de la policía anunció públicamente que tiene instrucción de ejecutar una orden de aprehensión ilegal en contra de mi persona; asimismo, grupos violentos asaltaron mi domicilio». Antes de esto, la expresidenta del Tribunal Supremo Electoral, María Eugenia Choque fue detenida por «ilícitos penales»