El deterioro del asfalto es cada vez más pronunciado en las principales calles del sector El Olivo II, parroquia Ana Soto de Iribarren, estado Lara y alrededor de 900 familias necesitan que se corrijan esos huecos. Señalan que el problema se aproxima a los 10 años, con tramos de profundas «troneras» que dañan el parque automotor y puede propiciar una tragedia ante el abuso de algunos motorizados que transitan por la acera.
Empezar a recorrer por la avenida 20 del sector que colinda con la tercera etapa de la urbanización Rafael Caldera es conseguirse a pocos metros de cruzar desde la avenida Las Industrias con varios trayectos con huecos y en su mayoría son por trabajos realizados por Hidrolara, pero siguen albergando la esperanza de que sean cubiertos por asfalto. Además, los vecinos del Olivo II denuncian el peligro que representan cuando están llenos de agua por lluvia y los conductores que desconocen la zona terminan con severos daños en el tren delantero del vehículo.
«Esto ya no se aguanta, son tantos años que perdimos la cuenta de la espera», se queja el señor Isidro Cira, quien es residente del sector desde hace varias décadas. Indica el peligro de accidentes de tránsito, cuando vienen denunciando que delincuentes han robado el tendido eléctrico de los postes, dejando deficiente el alumbrado público. Esa falta de cuidado y de sentido común de los propios habitantes del Olivo II es repudiada por ser conductas que sólo ocasionan daños al entorno. Atentar contra el alumbrado es condenar a las penumbras y los peligros que implica de incrementar las fechorías en este populoso sector.
Ana Hernández reconoce que fue solucionado el desborde de aguas negras en la avenida 20, pero que esperan por el asfaltado y mayor apoyo de la Empresa Municipal de Infraestructura y Conservación del Ambiente (Emica). Temen se agudice el problema, debido al frecuente tránsito de vehículos de carga pesada proveniente de la avenida Las Industrias y siga deteriorándose por el recorrido del transporte público realizado por las unidades de la línea Ruta 21.
Usan las aceras en el Olivo II
Las amenazas son permanentes en el olivo II, al sumarse otro problema con el abuso de algunos motorizados, quienes esquivan los huecos y para mayor comodidad —así como evitar daños a sus dos ruedas— siguen conduciendo por la acera. No prestan atención a los reclamos de los vecinos, temiendo que puedan ser arrollados y con más probabilidades para los niños al ser sorprendidos y terminen en una emergencia por salud.
«Tienen más excusas cuando llueve porque los huecos quedan transformados en charcos y por eso suben más rápido a la acera», dice molesta Hernández, ante la irresponsabilidad de esos motorizados, sin temor a sufrir un accidente. Ella junto a sus familiares, señalan que no desean terminar en el servicio de traumatología del Hospital Central Antonio María Pineda, luego de ser arrollados.
Muestra la profundidad de varios centímetros en esos huecos, que cubiertos de agua pueden ser desapercibidos por los conductores que desconocen la zona y terminen perdiendo el control, sufriendo fracturas o politraumatismos generalizados.
A pocos metros, la señora Edilia Zambrano seguía señalando hacia surcos que dejaron sobre las tuberías de aguas negras reparadas, rellenos de sedimento donde crece la maleza. Las recientes lluvias mantienen los surcos verdes, pero el sol termina secándolos y sobre ellos es más difícil conducir.
Antes de las 9:00 de la mañana, aún se pueden conseguir algunas amas de casas barriendo el frente de sus residencias, porque a pesar de la mala vialidad, desean mantener la imagen de un barrio pulcro.