María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Al pasar por algunas calles de la Ruezga Norte, Barrio Unión y La Carucieñ;a se puede sentir a kilómetros el olor de las aguas negras, cuya contaminación recorre varias cuadras de esas comunidades. Vecinos atribuyen que el fétido olor causa gripe, vómito y diarrea en los niñ;os y adultos.
En el caso de la Ruezga Norte son al menos cuatro puntos los que se encuentran sumergidos en botes de cloacas. El primero y el más letal ya suma tres añ;os; este es un colapso de aguas negras que recorre tres cuadras de la avenida principal en el sector II. Los vecinos aseguran que ya no soportan vivir con este mal olor porque sus casas están impregnadas.
Rubén Loyo es uno de los afectados, contó que la tubería ya está obstruida, colapsada y necesita ser reemplazada. En esta zona son al menos 200 metros que deben ser cambiados, pero la respuesta que han obtenido de Hidrolara es que no tienen el material para hacer un trabajo de esa magnitud.
Fanny Flores, quien también vive en la Ruezga Norte, dijo que colocó unos palos en medio de la cloaca para que la gente que pase tenga precaución, pues le chispean toda la casa con el agua maloliente. En la misma avenida principal del sector II hay dos botes más de aguas negras, que aunque son de menor magnitud igual esparcen un olor putrefacto.
En Barrio Unión ocurre lo mismo. En la calle 13 con avenida 4, los habitantes de la zona abrieron una tanquilla para que el agua de cloaca pudiera caer por ahí y así evitar que recorra la cuadra. Alirio Camacaro, uno de los afectados, dijo que el desborde supera los cuatro añ;os y la solución aún brilla por su ausencia.
En la carrera 4 con calle 9 de Barrio Unión, también está una cloaca colapsada, aunque bota poca agua el olor y la contaminación es constante. En la avenida Divina Pastora con carrera 1, otro desborde de aguas negras genera incomodidad en los habitantes. Ni hablar de La Carucieñ;a, ya reconocida por los botes de aguas negras que suman más de cinco añ;os. Quienes viven en la zona se quejan por el río de aguas putrefactas que recorren las avenidas, calles y veredas.