Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.-& ;La ingeniero civil Aracelis Márquez, una de las asesoras del proyecto de culminación de las Torres del Sisal en 2013, comentó a LA PRENSA, que la obra representa todo lo que no se debe hacer en una construcción.
«Desde que esas torres las hicieron no se respetó ningún criterio de ingeniería, fue un proyecto que fue traído de otro país sin considerar las condiciones locales de sismicidad», indicó.
El proyecto es franco-canadiense, países que no son propensos a temblores. En los años 80 cuando se levantaron las estructuras de los cuatro edificio los ingenieros alertaron que tenían poca rigidez en uno de sus sentidos y aunque han sido presentadas diferentes soluciones para su culminación, ninguna en 44 años ha logrado ser concretada.
«El problema no era de inclinación de torres o que se iban a caer como se ha dicho. Era un problema conceptual estructuralmente, hay cosas que funcionan para el sismo y otras no, esas no funcionan para esta zona que es altamente sísmica«, resaltó el ingeniero civil Eduardo Cholet.
«Cualquier cosa que se haga en ese lugar representaría un dineral para la nación. En 2013 no se escatimó en recursos, se contrataron a los mejores proyectistas, pero los trabajos no avanzaron porque se sumaba el factor político, había que apurarse y también condicionó el proyecto el sabotaje de los sindicatos», aseveró Aracelis Márquez.
La especialista indicó que en ese año los estudios arrojaron que se debía reforzar la estructura de las torres aumentando la rigidez en el sentido donde era débil. Ese reforzamiento se hizo en columnas y muros de la cuarta torre, y se llegó hasta el décimo piso.
Además de esos trabajos, la ingeniero Liana Bustillos, también asesora del proyecto en 2013, indicó que se construyó una cerca perimetral con la intención de que tuviera vigilancia continúa.
«¿Hoy en día cuánto costaría levantar una estructura de ese tipo?, eso se estudió desde el 2008. Se activaron tres grupos de ingeniería para evaluar la obra, en ningún momento se habló de demolición, lo que pasa es que se abandonó el proyecto, pero la rehabilitación llegó hasta el décimo piso de una sola torre. Ya teníamos la solución en las manos que era lo más costoso», expresó.
Señalaron que durante los últimos intentos de recuperación de las torres, la intención del Instituto Nacional de Vivienda (Inavi), era que en una primera fase se construyeran 200 apartamentos, sin embargo sobre la mesa habían varias propuestas.
«Se recomendaron muchas opciones, que eran cuestión de que el ente contratante dijera, bueno me trazo esto, pero nada se decidió, el Inavi nunca dijo si haber reforzado una de las torres hasta el piso 10 implicaba que los demás pisos iban a ser demolidos, era una decisión de la gerencia central», puntualizó Márquez.
Según el vicepresidente del Colegio de Ingenieros del estado Lara, Julio Gutiérrez, aunque el proyecto se puede recuperar, los intentos de recuperación en 2013 no fueron certificados por el Colegio de Ingenieros. «Esa obra no tiene certificación de ingenieros residentes, no nos llamaron nunca a una reunión para explicarnos qué era lo que iban a hacer sin informar a la colectividad.
A su juicio ante la falta de un estudio de factibilidad la solución más fácil para las abandonadas torres será demolerlas. «Yo recomendaría que eso se demoliese y hay que hacer una misa y oración por unas ánimas que están vagando por ahí«, mencionó.
Provocan reacción& ;en cadena
El sociólogo Nelson Fréitez, sostiene que aunque los suicidios son un fenómeno multicausal, un factor determinante que impulsa el «contagio a querer matarse«, es la presión social que existe en el país por la crisis económica.
«En los últimos siete años la ciudadanía ha desarrollado una patología de anomia (estado social de desesperanza, depresión) por la situación económica que se registra, un país sumido en la pobreza por la hiperinflación, por las erradas decisiones del Gobierno nacional y esto se ha profundizado con la pandemia», comentó.
En los últimos cinco meses en los que el país se ha mantenido en cuarentena para prevenir los contagios de COVID 19, dos personas se han quitado la vida desde las Torres del Sisal. Uno de los casos ocurrió el 23 de mayo y se trató de un hombre de 50 años, y el hecho más reciente ocurrió el 21 de julio en horas de la tarde, cuando Gustavo Pérez de 45 años, se lanzó desde el piso 17, utilizando este lugar para evadir la justicia, luego de haber asesinado a su esposa.
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