William Croes | LA PRENSA.- Los inspectores populares de la Superintendencia de Precios Justos se metieron de lleno en las panaderías de la ciudad para monitorear los precios del pan. En la inspección colocaron sanciones a dueños de comercios que tenían un precio elevado del producto y a quienes no cumplían con los permisos sanitarios o guías de compra de productos regulados utilizados como materia prima.
De manera extraoficial se conoció por inspectores de la Sundde que inspeccionaron un total de 160 panaderías de diversas zonas de la ciudad. Tal cantidad fue corroborada por representantes de la Asociación de Panaderías e Industriales de la Panificación (Apipan).
“La organización registró que los inspectores fueron a varios comercios afiliados para ver los precios de los panes”, expresa Frank Figueredo, representante de Apipan, quien confirma también que en algunos negocios obligaron a bajarle el precio a las canillas y pan campesino.
Usuarios se han venido quejando de los precios de los panes. En algunas panaderías una canilla está en 500 bolívares, mientras que el pan campesino roza los mil. Según la estructura de costo de la Sundde el precio de la canilla no puede ser superior a los 300 bolívares y el del pan campesino a 500 bolívares.
Inspectores populares luego de constatar los precios de los productos le cayeron a los dueños para solicitar las facturas de compra de harina de trigo, rubro principal para la elaboración del pan. Muchos panaderos alegaban que no compran la harina a precio regulado, y plantearon los casos a fiscales, quienes están depurando el eslabón de distribución de ciertos productos.
A quienes tenían las canillas y el campesino por encima del precio máximo establecido por la Sundde tuvieron que bajarlo de inmediato y cancelar una multa superior a las 200 unidades tributarias tal cual establece la Ley Orgánica de Precios Justos. “Me parece bien la inspección, pero no solamente es la harina la que aumenta el precio del pan sino que también se debe considerar la azúcar y la mantequilla que la compramos revendida para poder mantener la producción de pan en el negocio”, expresa Figueredo.