Ágatha Reyes | LA PRENSA.- Un escritorio vacío. Las hojas de firma de asistencia con espacios en blanco. Desde diciembre de 2017 hasta el último día de febrero el ausentismo laboral en Lara ha pasado de ser grave a muy crítico, y los argumentos de los trabajadores son: la escasez de dinero en efectivo, la falta de transporte público y el salario que no alcanza y deben estar de cola en cola para comprar barato.
Giorgio Renni, presidente de la Cámara de Industriales de Lara, detalla que según una encuesta realizada a principio de 2018, el 62,1 % de las empresas en el estado han visto reducir sus nóminas en un 20 %, mientras que el 27,6 % vio una disminución del 40 % y si el panorama no era alentador tras esas cifras apareció el factor “emigración”, pues el 10,3 % de las empresas en la región crepuscular sufrió una pérdida de personal del 60 % porque la mayoría quiere irse del país.
Los argumentos, según Renni, que manifiestan los trabajadores al momento de faltar a sus puestos de trabajo son la falta de efectivo, transporte y el salario que no rinde.
Esos estudios han encendido las alarmas entre los propietarios de empresas, pues mientras las sillas laborales son abandonadas es menor la capacidad del empresario de sustituir los espacios.
“Esto sucede a pesar de estar bien pagados, pero cuando comparan el sueldo con la inflación notan que el poder adquisitivo va disminuyendo”, precisó Renni, quien además manifiesta que el empresario está de manos atadas ya que, a pesar de ofrecer beneficios a los empleados no es lo suficiente para retenerlos en los puestos.
Una muestra de la crisis que hay en el sector industrial y empresarial ante la falta de personal y materia prima es al evaluar la baja en la producción. Según los registros que lleva la Cámara de Industriales con datos de enero de 2018, el 79,2 % de las empresas trabaja con menos del 60 % de su capacidad total, lo que lleva a que muchas empresas se vean en la necesidad de cerrar sus puertas.
En esta misma situación se encuentra el comercio guaro, según lo explicó Rita Betancourt, presidenta de la Cámara, quien señala que los agremiados sufren ante la falta de personal.
En el sector hay una baja del 50 % por poner un ejemplo, comerciantes que tenían entre 30 y 20 empleados hoy sólo cuentan con 10”, detalla Betancourt al explicar que el país atraviesa una crisis económica que afecta tanto al empleado como al empleador.
A su juicio, la situación no mejorará mientras no se desarrollen políticas económicas eficientes y no se podrá detener la fuga de personal, considerando que con un salario mínimo (Bs. 392.646) se hace imposible costear gastos de transporte, canasta básica familiar (Bs. 35.392.706,24) y pagos de servicios.
Oswaldo Méndez, presidente del Sindicato de Trabajadores de Corpoelec, explica que han tenido jornadas donde falta casi el 70 % de los trabajadores ya que no logran costear gastos de transporte, pues devengan Bs. 70 mil semanal y el gasto en la mayoría de los casos supera los Bs. 100 mil.
Para intentar bajar el ausentismo han planteado la necesidad de un transporte que puede llevarles a puntos estratégicos para poder cumplir con las jornadas de trabajo y evitar el ausentismo laboral.
En la gobernación el caso no es distinto, al parecer las renuncias van en aumento a pesar de que al llegar al palacio, Carmen Meléndez realizó ajustes salariales. Sin embargo, ella desmiente que existan “renuncias masivas”, por el contrario dice que “el que se va es porque quiere, nosotros hemos hecho justicia social con todos los empleados”.