Los productores agrícolas del país ven como prioridad la creación de un seguro agrícola que proteja los cultivos de agentes naturales y biológicos a los que están expuestos y así ellos puedan recuperar parte o la totalidad de lo invertido en el campo, tras los posibles daños ocasionados por lluvias, sequías y plagas.
Actualmente, de acuerdo a declaraciones de productores nacionales, la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), trabaja en la propuesta de crear un seguro que apoye la prevención en el campo, que en primera instancia era con el sector público; sin embargo, no se ha concretado acercamiento alguno para lograrlo, por lo que la oferta se encamina más al sector privado como la Bolsa de Productos e Insumos Agropecuarios de Venezuela (Bolpriaven) y seguros Qualitas.
Según afirmaciones de Celso Fantinel, presidente de Fedeagro, contar con un seguro agrícola debería ser prioridad en los países productores. Consistiría en un mecanismo de protección financiera ante la incertidumbre y el riesgo que enfrentan los agricultores.
«Se trataría de una propuesta de protección de la inversión hecha en el campo, tan similar a un seguro de previsión familiar con una cobertura desde el 40% de los cultivos hasta su totalidad; sin embargo, hay diferentes escalas de seguro agrícola, es decir, más riesgo aseguras, más costoso se volvería la póliza a adquirir», destacó Fantinel.
Aunque aún no se precisan los montos de las pólizas se conoció que las coberturas partirían de riesgos naturales, como condiciones climáticas extremas, bajas temperaturas, sequías prolongadas, terremotos y vaguadas.
Por su parte, el productor Argenis Manzi sostiene que los seguros agrícolas siempre fueron una necesidad del sector primario, es decir, el agropecuario, y lo son más en estos momentos de fuertes cambios climáticos que tanto daño le causan al trabajador del campo. Según Manzi, el seguro agrícola debe ser un contrato de apoyo a los trabajadores del campo con el que se garantice la retribución por incidencias de riesgo que atenten contra la producción, ya sean factores climáticos o causados por otros agentes externos.
«El seguro de cosechas sería para cultivos en grandes y pequeñas extensiones de tierra, tanto para hectáreas sembradas como para las que están en capacidad de producción, para producción en invernaderos, así como a cielo abierto», detalló Manzi.
Productores preocupados por afectación nacional
José Mogollón, productor agrícola de la zona de los Andes venezolanos, manifiesta que el cambio del clima ha afectado a los productores agrícolas en general, ya que mientras en la zona de los Andes hay abundantes lluvias, para los llanos el intenso sol está pasando factura en los campos. Insisten en que se le debe dar prioridad al sector primario, puesto que se trata de la garantía alimentaria del país.
«Venimos siendo nosotros nuestros propios aseguradores, nos toca comernos las verdes cuando hay pérdidas en el campo y disfrutar de las maduras cuando la cosecha fue exitosa. Lamentablemente, por lo general es un problema que se escapa de las manos porque son agentes naturales. Sería bueno que en estos casos tengamos un ente que por lo menos nos ayude a levantarnos, ya que no sólo se trata de reponer las plantas que se afectan, sino también financiar los fungicidas, herbicidas, maquinaria, obreros, una gran inversión que esperamos se nos retribuya», explicó Mogollón.
Productores piden controles de siembra
Leiber López, productor agrícola, sostiene que ante lo incierto que se ha vuelto el clima en el país, ya que unas veces llueve otras no, unas tantas el agua ahoga las plantas y otras veces el sol las seca. Han tenido que diseñar controles de siembra que se adapten a los problemas climáticos que les afectan.
López destaca que esos controles van desde la forma de labrar los suelos para facilitar el drenaje del agua o para ayudar a represarla hasta el abordaje de situaciones de contingencia. Dentro de los controles de cultivo, también se toman en cuenta la cantidad de semillas a sembrar, reducir gastos y valorar agentes externos que puedan afectar la producción. El objetivo es prever los escenarios posibles para tener un cultivo rentable.
Se conoció que los controles aplicados para el período de siembra los lleva a reducir las hectáreas de tierra a producir. Por ejemplo, según datos suministrados por Fedeagro, para el período de enero a agosto del año 2023 se preveía la siembra de 4.000 hectáreas en las zonas andinas del país, pero en ese mismo período del año 2024 bajaron las extensiones de tierra a cultivar a 2 mil hectáreas, puesto que ha aumentado el riesgo por factores climáticos.