Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- A un mes de que se haya realizado el primer encuentro nacional de productores de papa en el municipio Jiménez, de Lara, para alertar sobre una caída de la producción de este rubro del 75% y la necesidad que el Gobierno importara o concediera licencias de importación al sector privado para comprar semillas de alta calidad en países como Canadá, ninguna respuesta han recibido del ministro de Agricultura Productiva y Tierras, Wilmar Castro Soteldo.
Según comunicó Antonio Escalona, presidente de la Unión Agrícola y Ganadera de los Andes (Unagandes), Venezuela necesita 10 mil toneladas de semillas de papa de alta calidad para refrescar genéticamente el parque productivo.
Debido a que en estados como Táchira, Mérida, Trujillo, Lara, Aragua y Carabobo han tenido que reusar las semillas en más de 20 ocasiones, semillas que han perdido su vigor genético y hacen que este tipo de siembras requieran más agroquímicos, encareciéndose la producción. Por ello, explicó que debido a la falta de respuesta del Gobierno, este fin de semana 17 asociaciones de productores agropecuarios se volvieron a reunir, esta vez en Mucuchíes, municipio Rangel de Mérida, como medida de presión para que el Ejecutivo nacional los atienda.
Según explicó Juan Carlos Montesinos, presidente de la Sociedad Venezolana de Agricultura Familiar, desde la época en que gobernaba el expresidente Hugo Chávez, en Venezuela se dejó de importar semillas de papas, y fueron eliminadas las licencias de importación a los productores privados.
«Hace más de nueve añ;os, el Gobierno nacional desarrolló un proyecto de producción de semilla de papa, ese proyecto fue muy exitoso, el presidente Chávez dio mucho apoyo económico, fue un éxito esa producción de semilla de papa a nivel nacional, se generaban 12 millones de dólares anuales con respecto al aporte del apalancamiento de esta producción de semilla, más una importación de casi 10 mil toneladas de semillas. En Venezuela hacen falta unas 50 mil toneladas de semillas para cubrir las 24 mil hectáreas que tenemos para la producción de papa», contó Montesinos.
En esos añ;os se eliminaron las licencias de importación de semillas de papas buscando proteger la producción nacional, pero la política no fue sustentable en el tiempo, porque la producción se vendía muy barata y el Ejecutivo nacional cortó los aportes económicos al sector privado.
«Ahora todas esas instalaciones creadas para producir semillas están en el piso, abandonadas y los países que nos suministraban semillas, como Canadá, dado que ya nosotros producíamos no nos veían como un mercado viable, apetitoso y nos excluyeron de la listas de países prioritario