El espíritu navideño transforma a las comunidades de Barquisimeto, especialmente a aquellas familias que mantienen viva la ilusión por el nacimiento del Niño Jesús. En sectores como Los Crepúsculos, Cuesta Lara y Patarata, vecinos y parientes se reúnen con la emoción de armar el pesebre, una tradición que han cultivado por más de 20 años.

Octubre es el mes en el que inician los preparativos, una bonita complicidad surgen entre los organizadores del Belén o nacimiento que contagia los ánimos de los vecinos para la decoración de algunos espacios cercanos, bien sea postes, incorporar las luces y hasta un paredón como set navideño para tomarse fotografías. Además, hacen lo posible por realizar el pesebre viviente o un compartir con regalos para los niños.

Una de las referencias de cooperación consecuente se tiene en la comunidad de Cuesta Lara, al centrosur de la ciudad, carrera 14 con calle 24, donde las fachadas de las residencias se «visten» de murales. También realizan un pesebre que se aproxima a los 40 años, al final de la calle 24, en la gruta de la Virgen Nuestra Señora de Coromoto y donde también han incluido a San José Gregorio Hernández. Es un pesebre que da la bienvenida a quienes transitan por esta pendiente que conecta desde el centro con la avenida Ribereña.

Una tradición que comenzó con el fallecido Orlando Montilla, junto a Alfonso López, Solángel Rivero, Socorro Barrios, entre otros, quienes comenzaron dando sus ideas, aportando los personajes de Belén, así como la mula, buey y ovejas. Ha sido tanto el entusiasmo por este, su primer pesebre, que otras familias se motivaron a elaborar dos pesebres más en este mismo sector.

Cuenta la señora Solángel Rivero, que para el mes de noviembre ya tienen todo adelantado y simplemente se planifican para empezar a armarlo. Primero era pequeño y a medida que fueron pasando los años lograban realizarlo más amplio, con montañas de texturas similares a las naturales y en una choza con techo de paja. Un lugar donde los niños suelen dramatizar el pesebre viviente y en dos oportunidades lograron realizar la Paradura del Niño.

«Así vivimos este ambiente festivo y sin limitarnos en las colaboraciones, porque varias veces nos turnábamos en operación Pote, pidiendo a los conductores», señala Rivero confirmando ese lema de «querer es poder» y sólo cuentan las intenciones de dar ese toque de magia a la comunidad.

La plaza se mantiene limpia por los vecinos, quienes también la decoran con luces de Navidad, siendo un lugar propicio para sentarse a conversar durante las noches o para organizar actividades recreativas.

A pocos metros del primer pesebre, el que consideran fundacional, y de la plaza de Cuesta Lara está el callejón Ramón Orellana, donde el señor Alfonso López señala los arcos bien iluminados y la decoración con las paredes pintadas con motivos navideños, un área para tomarse fotografías que tiene en uno de sus extremos un llamativo oso de nieve que fue elaborado con vasos plásticos y bufanda de bolsas plásticas, cuidando su forma redonda, por el buen pulso de la vecina Socorro Barrios. Allí es donde realizarán el compartir infantil este 24 de diciembre de 7:30 p.m. a 9:00 p.m.

«La mayor inspiración son los niños y lo hacemos con mucho cariño, siendo una organización que está colmada por las emociones y buenas vibras de todos los vecinos», dice mientras muestra el pesebre en una pequeña choza.

Pesebres como en familia

Al subir por la Cuesta Lara, desde la Ribereña, a pocos metros de la plaza de esta comunidad, está un llamativo pesebre con María, José, el Niño Jesús, los tres Reyes Magos y ángeles esculpidos por artesanos, así como un»riachuelo plateado» elaborado con CDs que junto a un proyector con juego de luces realzan el concepto escénico plasmado por la señora Socorro Barrios, su esposo y vecinos.

Barrios aclara que no se trata de ostentar protagonismos, porque es un trabajo en conjunto y que despierta el entusiasmo de niños y adultos. Se siente orgullosa porque su comunidad se ha convertido en un paseo artesanal que cobra más vida en época decembrina. Con la donación del terreno de la familia Reyes e inspirados en el primer pesebre que elaboraron en la carrera 14 con calle 24 y comenzaron a armar un segundo nacimiento.

Cuenta con la satisfacción que les han donado varios nacimientos, algunos hechos con material de reciclaje que regalaron a planteles educativos cercanos. «Todos se suman y en especial los niños, porque buscamos que no se abandone la tradición, que se destaque el verdadero significado del nacimiento de Jesús, como una de las principales tradiciones», precisa Barrios del arraigo que van sembrando en los corazones de las nuevas generaciones.

En Los Crepúsculos

En la plaza La Juventud del sector II de Los Crepúsculos, al oeste de Barquisimeto, se aprecia entre las áreas verdes a un nacimiento elaborado de material de reciclaje, pero sin perder la vistosidad del recibimiento del hijo de Dios. Los vecinos empiezan a darle forma y tenerlo listo para finales de noviembre, cuando no sólo ponen en práctica la convivencia ciudadana, sino que también dan el mensaje del cuidado del ambiente al inculcar la cultura del reciclaje.

Explica la señora Zulay Angulo que llevan más de 20 años reuniéndose por este maravilloso motivo, contando con el ingenio del artesano Alfredo León, los apoyos en soldadura de Gerardo Álvarez y Gilberto Urdaneta, así como la colaboración consecuente de Dionisia Silva, entre otras.

Las cabezas de los personajes son lámparas de postes de alumbrado público que ya no funcionan, forradas en tela y pintadas como muñecas de trapo, y el cuerpo lo hacen con las cabillas de sillas de mimbre. Las ovejas resultan de la rejilla de ventiladores que protegen de las aspas, las que son dobladas para simular la forma del cuerpo. El techo del pesebre lo hicieron con lámina de asbesto desechada.

Disfrutan la ansiedad de los niños por participar en el pesebre viviente que encarnan cada 23 de diciembre. «Yo armo el guion y les doy sus papelitos, pero en cualquier momento llegan preguntando porque desean que sea pronto». Realizan un encuentro a partir de las 7:00 p.m., luego rezan una oración, presentan a los niños con sus respectivos vestuarios y finalizan con una parranda musical, cuando Santa Claus llega con un cotillón para cada uno de los niños. También disponen de un largo mesón en la plaza La Juventud y los vecinos van dejando dulces, comida y chucherías para el compartir como en familia.

La tradición en Patarata

Ese mismo sentir y satisfacción es vivido en el seno de la familia Arenas González, en la calle Guri de la urbanización Patarata 2, al este de la ciudad, donde tienen alrededor de 40 años realizando el pesebre, una tradición que comenzó José «Cheo» Arenas, cronista de la parroquia Santa Rosa, quien falleció en 2021. En su honor, su esposa Prisca e hijas Suyen y Sunin y una nieta lo siguen elaborando.

Recuerdan a Arenas siempre investigando para armar el nacimiento desde que el ángel Gabriel anuncia a María que concebirá y dará a luz a Jesús. Dejó dos pesebres, uno con varias piezas artesanales esculpidas por él mismo y otro que representa la Navidad bajo la nieve, que en esta oportunidad ubicaron al pie del arbolito y bordeada por uno de sus trenes. El padre Oswaldo Méndez bendijo el pesebre este 22 de diciembre.