José D. Sequera | LA PRENSA.- La señora Celina Andrade lleva una pesada bolsa entre sus manos. Va saliendo del mercado Terepaima y cruza la avenida Venezuela para ir a la acera de enfrente y agarrar un ruta que la lleve hacia el este, pero el intento es fallido debido a la gran cantidad de buhoneros que están ocupando la isla y en el canal de servicio.
“No entiendo como no hay alguien que ponga reparo a todo este desastre”, dice Andrade para quienes la observan trastabillar entre el gentío que se apodera del espacio con tal anarquía que el flujo vehicular y peatonal se ve osbtaculizado casi en su totalidad.
Pero, ¿cuál es el problema de ese lugar?. La respuesta es sencilla: buhoneros apostados en la isla que separa el canal de servicio y el canal regular lo cual causa un gran tráfico de vehículos, además que dificulta el paso peatonal por los tarantines.
Si se desea andar en carro por este tramo de la Venezuela, se tiene que pensar dos veces. El vaivén de los clientes que regatean a los vendedores hace que el tráfico prácticamente se paralice por al menos un minuto en el canal de servicio.
En la vía regular la situación es parecida, sólo que en el canal lento hay carros y camiones estacionados, evitando el normal tránsito de los vehículos y dejando apenas un solo canal libre para que carros, camionetas, camiones, buses y hasta gandolas puedan ir desde el semáforo de la calle 37 hasta el semáforo de la calle 33.
Caminar por esta tramo, integrado por cuatro cuadras -unos 150 metros de largo-, es toda una odisea para quienes anden apurados. Peatones deben sortear al menos más de 250 mesas de plástico o de madera full con mercancía de todo tipo.
“Andar por ahí es muy estresante porque tienes todos los vendedores encima de ti”, expresa el señor Jesús Izarra quien vive a sólo tres cuadras del sitio pero asegura no acostumbrarse todavía a la bulla del lugar.
Ofertas, atractivas o no, son escuchadas cada dos por tres. Lo que más se vende en ese “mini mercado” son granos de todo tipo (maíz pilado, maíz con concha, caraotas, lentejas, entre otros), plátanos, cambures y hasta piezas de electrodomésticos chatarras también tienen cabida dentro de este espacio.
El modo de pago en casi todos los puestos es en efectivo, pero quienes tienen punto -en su mayoría prestado de algún local del Terepaima- agregan un porcentaje al precio.
Mientras lucha contra un batallón de moscas, un vendedor de pescados hace una oferta a dos mujeres. “Mi amor el kilo de pescado es a 280 mil bolívares en efectivo, si es con punto son 350 mil”, suelta el tipo muy confiado. Estos precios no hicieron más que las mujeres huyeran a una pescadería que está a media cuadra.
En cuanto a los precios, son mucho más bajos que en el propio Terepaima, pues por ejemplo dentro del mercado un kilo de cebolla puede estar en 120 mil bolívares, pero afuera se consigue a 100 mil “bolos”. Esta ganga no es muy atractiva para los clientes.
“¿De donde voy a sacar más de 100 mil bolívares en efectivo?”, se preguntaba Carlos Mirabal. Él es jubilado y manifiesta que el efectivo que recibió cuando cobró su pensión lo vendió al 100 por ciento para tener más plata y comprar comida.
“No es lo ideal, pero multipliqué mi dinero y ahora puedo ir al mercado Terepaima o a otro sitio a comprar más comida con la tarjeta bancaria”, explica con sinceridad.
Ese fenómeno (la venta de efectivo) también se puede ver en este “mercaíto”, tal como sucede en El Manteco. “Aquí venden el efectivo al precio que les da la gana, casi siempre al 100 por ciento o hasta más”, destaca una cliente que pidió no ser identificada.
“No más anarquía”
El director general de la Alcaldía, Luis Contreras asegura que desde que comenzó el 2018 han tratado de acabar con la anarquía en Barquisimeto, que según dijo aumentó durante la gestión de Alfredo Ramos.
“Estamos montados en eso, en especial en los sitios donde se venden productos de la canasta básica porque queremos que la calidad de vida de los iribarrense suba”, comenta.
Contreras hace énfasis en que seguirán haciendo inspecciones sorpresas a estos sitios en compañía del Semat, Polimunicipal y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) para evitar especulaciones.