Joelis Sosa La Prensa | LA PRENSA.- “Le decíamos que estábamos jugando con tierra”, dijo llorando Amliv Rodríguez, quien para calmar los nervios de su hija de tres años por la fuerte lluvia que inundó sus cuatro paredes le mentía, mientras junto a su esposo y su hijo de 16 años arrumaba tierra en la puerta de su casa ubicada en la calle Rómulo Gallegos de Carorita Abajo, para evitar que el agua se siguiera metiendo.
Rodríguez cuenta que la fuerte lluvia registrada el pasado martes que duró al menos tres horas le dañó una nevera, un escaparate y le empapó un colchón. El agua le llegaba a las pantorrillas, por ello colocaron bloques para poder caminar y evitar patinar en barro.
Está mujer de 33 años mencionó que hubo un momento donde los cuatro se sentaron a un extremo de la cama abrazados esperando que pasara la lluvia. “Le pedíamos a Dios para que parara de llover, fue un momento horrible”, señaló y al mismo tiempo recordó que ésta es la tercera vez que se le inunda su casa.
Como la familia Rodríguez se encontraban dos familias más, siendo en total tres afectadas. “Nos quedamos encerrados, temíamos salir y caernos; aunque aún tenemos miedo porque estamos patinando en barro”, rezongó María Rodríguez, una señora de 74 años de edad, que temía salir de su rancho por temor a caerse.
El agua de la calle se metió al conjunto residencial dejando toda la entrada full de barro e intransitable. Aquí viven tres familias a las que el aguacero no los afectó directamente, sino que sólo los dejó encerrados, pues la tierra estaba muy resbalosa y quienes residen allí son personas mayores de 60 años.