Joelis Sosa Alvarado | LA PRENSA.- Las lágrimas corrían por sus mejillas, alzaba sus manos y agradecía. El amor y la devoción se hacía notar mientras se acercaba a su patrona.
Así se encontraba Antonia Silva, una mujer de 77 años de edad quien con mucho fervor oraba durante el descenso de la Virgen de Altagracia de su nicho, al trono procesional.
Silva, sentada en su silla de ruedas, cuenta que perdió la cuenta de tantos milagros que le ha concedido la virgen. “Más que pedirle debo agradecerle. Ha hecho de mi una mujer fuerte, son incontables las cosas buenas”, comentó la señora emocionada.
Así como Silva, estaban otras personas que alababan el lienzo de la virgen en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe durante las distintas actividades desarrolladas ayer.
La iglesia mejor conocida como “La Ermita” estuvo repleta de feligreses de distintas edades, quienes rindieron homenaje a su patrona. La emoción de cada uno se expresó de diferente forma, algunos lloraban, otros cantaban con la piel erizada, sonreían y agradecían durante el sinfín de actividades desarrollados ayer en el municipio Jiménez.
Los Salveros arrancaron la celebración con una hermosa serenata donde cantaron Los Misterios, Salve Regina y el cierre con las 40 palabras de poesía con el Salve de Pie.
Con ello agradecían y pedían porque la cultura prevalezca en Quíbor. “Queremos rescatar la cultura y quién mejor que nuestra virgen que conceda este deseo”, expresó Pausides Mendoza, miembro del grupo Salveros de la Virgen de Altagracia.
Posterior a esto se realizó el Santo Rosario a la virgen por parte de la Pastoral Mariana quienes rezaron por la paz de Venezuela. También se llevó a cabo la consagración de la virgen hacia todos los feligreses.
La misa inició minutos más tarde dirigida por el párroco Ángel Eduardo Bastidas, padre de la parroquia. En esta celebración las peticiones hacia Dios y la virgen fueron por la paz y el bienestar del país, donde luego prepararon el lienzo de la virgen que fue llevado hasta la entrada de la iglesia para mostrarla al pueblo y luego subirla a su trono procesional y sacarla hasta la plaza La Ermita, donde diferentes agrupaciones culturales bailaron y homenajearon a su “Caimana”.