Los niños también experimentan duelo cuando se sienten defraudados al no alcanzar una meta por la pérdida de mascotas o de algo valioso, la separación de un ser querido, o el fallecimiento de padres o abuelos. Los psicólogos coinciden en que los padres o cuidadores deben reconocer este dolor, comprender a los niños y validar que necesitan atravesar dicha etapa. Además, es importante identificar los síntomas de esa tristeza, explicarles lo que sucede y evitar darles falsas esperanzas.
Las reacciones son diferentes, dependiendo del nivel de apego. Tal como pasó con Patricia, de apenas ocho años, quien iba en moto junto a su mamá tratando de llegar a tiempo a la Emergencia del hospital donde había sido ingresado su papá por un dolor en el corazón. Con la misma intensidad de esa velocidad se apagaron sus esperanzas, cuando le dijeron: «Hija, tu papá acaba de morir». Se quedó privada del llanto, y los adultos, muy tristes.
El duelo requiere de apoyo de padres y cuidadores
El psicólogo, Luis Alberto Oropeza, considera que esta situación requiere el apoyo de los padres o cuidadores más cercanos. Este apoyo debe comenzar por reconocer que esa etapa de la vida existe y que el niño debe vivirla. Es importante acercarse al niño para permitirle expresar su tristeza. Tampoco se trata de normalizar la situación, sino de preparar a los niños para la realidad de la muerte de una persona muy querida. El psicólogo recuerda que el duelo puede originarse por situaciones cotidianas, como perder un juego, y que el grado de afectación dependerá de la vinculación y el apego.
El acercamiento es vital para promover la inteligencia emocional. Darle un abrazo y preguntarle cómo se siente, ayuda a gestionar sus emociones. Oropeza recalca que no se debe engañar.
Según el psicólogo, Jesús Goyoneche, hay que estar muy atento a los síntomas del niño, como dolor de cabeza o estómago, trastorno del sueño, cansancio o aislamiento. «No puede dejarse que sea patológico; es decir, cuando el duelo supera los ocho meses».
El duelo tras un fracaso es común en niños que practican deportes con un enfoque exclusivo en ganar, sin contemplar la posibilidad de la derrota. La psicología deportiva subraya que es fundamental enseñar al niño que se trata de un juego, pero también es necesario explicarle: «Entiendo cómo te sientes. Es válido sentirlo, escribirlo y dejarlo ir».
Estos niños necesitan empatía para evitar que la tristeza se prolongue. Si la situación lo requiere, es recomendable buscar la ayuda de un psicólogo. Se debe prestar atención a señales, como dejar de jugar, de asistir a clases y el aislamiento.