José Miguel Najul | LA PRENSA.- Casi la mitad de los larenses vislumbran el 2017 como un año oscuro. La desesperación se materializa en forma de escasez, inseguridad e inflación, que son los ingredientes de un clima social regido por el desamparo político, la frustración económica y el temor de perder la vida.
El Diario La Prensa realizó una encuesta, en la que se cubrieron diversos sectores de la sociedad. Políticos, médicos, deportistas, dirigentes sindicales, productores, presidentes de Cámaras y ciudadanos trabajadores vaticinan un año en el que las condiciones generales pueden calificarse entre malas y muy malas (49,57%, al sumar ambos indicadores).
Los optimistas no son pocos. Un 35,29% de los consultados espera que este año sea mucho mejor; sin embargo, ponen sus expectativas en variables no controlables por ellos mismos como individuos: la salida del Gobierno de Nicolás Maduro, un viraje en las políticas económicas, la activación de un dispositivo constitucional que permita un cambio, la llegada de una concordia definitiva o la mejora de los precios del petróleo a nivel internacional son los cambios que alimentan las esperanzas.
Quienes conviven con los actores que componen el tejido social más vulnerado son, no obstante, más pesimistas. Los médicos, los dirigentes sindicales y comunitarios creen que el 2017 será un año de penurias, y claman, casi a coro para que los dirigentes de la política depongan posturas violentas e individuales.
La política, en sí misma, es un parteaguas. Casi todos los dirigentes partidistas que fueron consultados creen que el año puede ser bueno, pero por razones distintas. Los miembros de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) confían en que la oposición puede imponerse institucionalmente al Gobierno de la mano del pueblo, generando presión para que se cristalice el mentado cambio (o salida) de Nicolás Maduro; el PSUV, por su parte, sostiene que el incremento en el precio de los hidrocarburos -que pretenden estabilizar entre 50 y 60 dólares por barril- a nivel internacional ayude a estabilizar el país.
Y más allá de todas estas posturas está el pueblo, en cuya opinión predomina el pesimismo. Manifiestan no ver indicios que puedan traducirse en mejoras en un futuro cercano.
Sufrimiento
Si la esperanza es el factor que mitiga el pesimismo hacia el futuro, el hecho de que este elemento se haya extinguido al hacer un análisis retrospectivo del 2016 arroja resultados mucho más crudos.
El 80,63% de los consultados considera que la situación osciló entre ‘mala‘ y ‘muy mala‘, debido a la crisis económica que se agudizó en el país, las largas colas, el mal desempeño de los actores políticos, y el avance de la hambruna y la inseguridad.
Políticamente, muchos quedaron defraudados con los objetivos. Los de oposición porque esperaban que la MUD hiciera más desde el Asamblea Nacional, los del oficialismo porque vieron impávidos crecer una crisis que los toca.
El sector productivo es quien peor califica al año pasado. Recuerdan que fueron objeto de varios ataques por parte del Gobierno nacional, que fueron arreciando con el transcurrir de los meses, y cuyo cese no entrevén pronto.