Anaís Mendoza | LA PRENSA.– El monstruo de la extorsión telefónica renació en el estado. Ya no tiene su concha del mal en la cárcel de Uribana pues, según fuentes de la policía regional y el Comando Antiextorsión y Secuestro (Conas) desde los calabozos de Polilara y de la Policía Nacional se efectúan contactos donde los presos le exigen dinero a personas de diferentes lugares de la entidad en cambio de no hacerles daño.
A pesar de que no hay un registro exacto el subdirector de Polilara, Argenis Montero confirmó que desde las celdas de la Comandancia General de la 30 y otras estaciones policiales se han recibido denuncias de privados de libertad amenazando a sus víctimas de diferentes formas.
“No niego que sí haya caso de extorsión desde los calabozos de la comisaría, pero no tenemos denuncias sobre esta situación hasta ahora”, acotó. Montero informó que recientemente se realizó una requisa en los pabellones de “La 30” además de otras comisarías de Lara y no se consiguieron teléfonos, pero sí detalló que en otras limpiezas han encontrados celulares. “En revisiones anteriores se han incautado entre de 10 a 15 celulares y de inmediato son enviados a la Fiscalía 13 donde inician las investigaciones correspondientes”.
Que el monstruo de la extorsión telefónica esté atacando nuevamente viola la ley aprobada por la Asamblea Nacional el pasado de junio que regula el uso de teléfonos celulares e internet en los centros penitenciarios del país. Ese reglamento establece la responsabilidad del Estado a instalar en las cárceles aparatos y medidores de señal o “hamer” para impedir la comunicación con el exterior, esto con el objetivo de erradicar los delitos ordenados por los privados de libertad hacia afuera.
En el Conas detallaron que tienen cuantificados varios casos en los que las personas reciben llamadas de los malandros que les meten un psicoterror sangriento para sacarles dinero. La fuente militar menciona que los presos “hasta protección le ofrecen a la víctima porque hacen dos llamadas: el que dice que va a atacar y quien ofrece seguridad para que el primero no le haga daño”.
La misma fuente reseña que además de las comisarías de Polilara, han recibido denuncias de la comisaría de la PNB en Pata ‘e Palo ubicada en la avenida Libertador. Los funcionarios consultados explicaron que los hampones están muy pendientes de las redes sociales para saber las vidas de sus víctimas y es que desde allí logran toda la información necesaria para extorsionar. “Los choros desde los mismos teléfonos ven las fotos y la vida en Facebook por ejemplo y ahí seleccionan a sus víctimas” señaló Montero.