Jordán/Díaz | LA PRENSA DE LARA.- Un kilo de harina PAN vale más de un dólar. La salsa de tomate para darle sabor a los espaguetis está igual. Dos dólares y un poquito más cuesta medio kilo de leche en polvo y el sueldo mínimo, que el gobierno de Nicolás Maduro declaró en abril de este año, es menos que la tasa del dólar paralelo de ayer en la tarde.
«Maduro acabó con el país, con la moneda y con todo»; lamentó el diputado de la Asamblea Nacional en el exilio José Guerra a través de su cuenta Twitter cuando hizo referencia a que ayer en la tarde el indicador virtual Monitor Dólar Venezuela (@enparalelovzla) cerró la tasa diaria de la moneda estadounidense en Bs. 417.004. La expresión del parlamentario replicó en sindicatos de empleados públicos y jubilados que desde hace más de un año tienen una lucha laboral por mejores sueldos y que vieron cómo no pueden comprar dos productos de la cesta básica con lo que devengan mensualmente.
«Con este incremento, el sueldo del sector público está pulverizado, es decir, los pensionados y jubilados son los más perjudicados cuando el dólar paralelo sube. Esto demuestra que los gobiernos de izquierda toman medidas salariales erróneas adecuadas a la inflación y no por otros índices como la producción de un país» es lo que analizó el economista Jesús Casique cuando detalla cerca de seis millones de personas en Venezuela, ganan menos de un dólar por mes.
Casique explica que en abril de 2020, cuando el sueldo se fijó en Bs. 400 mil mensual, eso representaba 2,4 dólares «que igual no alcanzaba para nada», pero ahora equivale a 0,95 centavos de dólar «lo que evidencia la pulverización» de la medida gubernamental que busca, supuestamente, dignificar al trabajador.
El precio del dólar aumentó su valor en Venezuela unas 6.381.800 veces a lo largo 2018, al pasar desde los 10 bolívares por unidad en que se cotizaba en el mercado oficial en enero, a los 638,18 en que se ubicó a finales de ese año.
Al final de 2019, el dólar cotizó a 56.122 bolívares, mientras que en las dos primeras jornadas de 2020 la moneda local se depreció frente a la divisa estadounidense en más del 23 % hasta llegar a los 73.321 bolívares.
«Un trabajador venezolano a diario gana 0,031 centavos de dólar y eso es lamentable. Las 28 prórrogas del Decreto de Emergencia Económica del gobierno no resolvió la crisis que atraviesa el país. Los venezolanos estamos acarreando 33 meses con una hiperinflación que se ubica en 491,9%; 26 trimestres en depresión económica. El poder adquisitivo pulverizado», expresó Casique.
Más hambre
Que un dólar en el mercado paralelo haya alcanzado los 417 mil bolívares, para Naudy Pereira, exdecano de Ciencias Económicas y Empresariales de la UCLA, se transforma en hambre. El experto indica que cada escalada de la moneda estadounidense deteriora el poder adquisitivo del venezolano hasta el punto que ya ni siquiera puede alimentarse como se debe.
«Y ahí es donde aparece la malnutrición, en especial afecta a los niños y a las personas de la tercera edad. Los efectos de esta hiperinflación no se verán reflejados inmediatamente, sino en julio de 2021» dijo el especialista.
Lo que indica Pereira se basa también en el reciente informe publicado por el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (Cenda) cuando informó que las familias venezolanas necesitan, al menos, de 229,58 salarios mínimos mensuales para cubrir gastos básicos de alimentación, según los precios de agosto.
Indicó el Cenda que la canasta alimentaria para el grupo familiar en agosto tuvo un costo de Bs. 91.834.057 bolívares / $ 270, pero ajustado al incremento del dólar de ayer, un jubilado o un pensionado necesita 220 sueldos para adquirir los productos de la canasta.
Pereira alertó que la hiperinflación va dejando secuelas más graves en el país en el aspecto económico como el desprestigio del bolívar. En detalle dice que muchos venezolanos están cambiando la moneda patria por el dólar porque se pulveriza y quien no lo pueda hacer, se hunde en la pobreza.
Arepa sin relleno
«Si compro una harina, no tengo para comprar el relleno«, es el relato que se escucha a diario en Barquisimeto cuando muchas personas sufren los embates de la hiperinflación.
«Es desesperante salir a comprar y no saber si nos llevamos el arroz o la harina, pero tampoco tengo para el relleno, porque para ambos no nos alcanza el dinero. Es agobiante vivir de esta manera», expresó con voz quebrantada Marlene Ruiz una ama de casa que cazaba ofertas en el centro de Barquisimeto, pero veía cómo los precios estaban ajustados al precio galopante del dólar.
«Hay que salir temprano a comprar, porque si buscamos hacer las compras luego de que cotiza el dólar no compraremos nada, es triste que trabajemos tanto y ganemos tan poco que ni para comer bien nos alcanza», manifestó Jean Carlos Mata, quien se dedica al oficio de vigilante y está claro que la economía venezolana es un propio terremoto.
«Mientras no tengamos un salario digno jamás podremos comer bien, porque compramos lo poquito que comemos que ni siquiera es balanceado, pero es una ofensa para el pueblo que nuestro salario sea menos de un dólar», aseveró Neomar Timaure.
Ya una harina de maíz precocida cuesta 464 mil, mientras que un arroz se ubica en los 315 bolívares, sin embargo los guaros comentan que para poder costear los gastos diarios de alimentación han tenido que recurrir al comercio informal.
«Nadie vive con un salario que no llega ni a un dólar, es una verdadera locura lo que se vive en este país, todos los días es una preocupación. Hacer mercado solo nos quedó en el recuerdo», agregó la consultada por LA PRENSA, Yaneth Luna.
Pensión no alcanza ni para una pastilla
Los abuelos también sufren. La pensión que devengan está fijada en Bs. 400 mil, lo que se traduce a menos de un dólar y no puedan cubrir sus necesidades básicas.
Édgar Silva, coordinador del Comité de Pensionados y Jubilados explicó que la situación es muy grave «porque están es sobreviviendo. «Le corresponde al Gobierno otorgar una pensión, pero en todos los países del mundo pueden llevar una vida estable, pero aquí no, pues con el pago de Bs. 400 no pueden acceder a alimentación, medicamentos y mucho menos a recreación».
Silva explicó que los abuelos trabajaron toda su vida para lograr una paz y estabilidad, pues la pensión no se trata de un regalo. «En Venezuela no hay políticas para los jubilados, se encuentran abandonados y tirados a la suerte».
Los pensionados actualmente tienen que hacer largas colas para poder cobrar los Bs. 400 mil, pasando hambre, sed y humillaciones. Para mantenerse tienen que recibir ayuda de familiares o hijos que estén en el extrajeron porque con su pensión no pueden comprar ni una pastilla para la tensión.
Buscan otras opciones
Los trabajadores de la construcción no escapan de los bajos sueldos, por lo que tienen que buscar otras alternativas para poder sobrevivir.
Desde hace varios años, los trabajares de la construcción han denunciando sus bajos salarios y han pedido que se los ajusten, pero hasta la fecha eso ha quedado sin respuesta.
Orlando Chirinos, secretario general del Sindicato de la Industria de la Construcción en Lara explicó que con el aumento del dólar, el sueldo mínimo ha quedado por debajo, lo que hace que los trabajadores el sector se sigan empobreciendo «y sea más precario, con 1 dólar al mes no se puede vivir».
Chirinos comentó que los trabajadores han tenido que buscar el comercio informal porque el sueldo no les da «y también se hace complicado porque con la pandemia, sin gasolina, sin gas y ningún tipo de servicio el emprendimiento también se dificulta».
Explicó que los trabajadores de la construcción también hacen trueques «y ya ni ahorros tienen, porque el salario se pulverizó» dijo Chirinos.
Docentes sólo cobran 1.5 dólares
El magisterio tiene años peleando por un salario que les alcance para vivir. Hoy ellos sólo devengan 1.5 dólares, pues un docente I cobra Bs. 665 mil.
Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores dijo que los educadores están en pobreza extrema y ya no pueden ni siquiera pagar servicios para dar clases. «La situación cada día se vuelve insostenible, por eso es que los docentes no se han incorporado a clases, pues no tienen cómo hacerlo».
Luego del anuncio de Nicolás Maduro para el inicio de clases, los sindicatos y federaciones lo han rechazado, pues reiteran que necesitan un salario digno para ellos poder cubrir todas sus necesidades, hasta el punto que han realizado protestas y comunicados exigiendo reivindicaciones.
Abandonan su puesto de trabajo
«Este es el peor salario». Así fueron las palabras de Julio Marín, presidente del Sindicato de Empleados Públicos de la Gobernación del Estado Lara (SEEPEL), añadiendo que cada día abandonan sus puestos de trabajo porque un sueldo mínimo no les alcanza ni para comprar dos artículos de comida.
Marín comentó que el socialismo lo que hizo fue destruir el salario del trabajador. «Acabó con el trabajo y con el sueldo, sus políticas son para exterminar el sector público».
El sindicalista explicó que durante la gestión de Carmen Meléndez de 35 mil trabajadores públicos, sólo quedan 20 mil trabajadores «se han ido para buscar otra fuente de ingreso y el comercio informal», dijo Marín.